Page 13 - El gran capitán
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Era tan grande la fama de “Mente Centrada” que le encargaron la misión de ayudar a todos los pobres de Valencia. Durante muchos años consiguió comida para todos y albergues para que durmieran.
- ¿En aquella época hacían el Bocata Solidario? Preguntó Natalia.
- No, hija, en aquella época se preparaban grandes ollas de sopa y platos de carne para todos. Pero seguro que Mente Centrada lo hubiera hecho.
- ¡Ah! ya sé. Como las ollas de los negritos donde meten a los misioneros y se los comen.
- No, hija, no. Eso son cuentos, leyendas.
- ¡Qué susto! Yo no quería ir a África por si los negritos se querían comer a Flami en una olla.
En esto Pablo dio un gran salto y se abalanzó sobre el cuello de Flami y gritó:
- ¡Te he cazado! Ya no te escapas, ahora a la olla.
- ¡Mamaaaaá! Dile a Pablo que pare que le va a arrancar el cuello a Flami.
- Tranquilos, hijos, tranquilos. Dejadme seguir con la historia.
Mente Centrada ayudaba a todos. Pero, poco a poco, se fue haciendo mayor y enfermó. Un día llamó a un amigo y le dijo: “Yo me voy a morir. Quedan muy pocos pobres en Valencia. Por favor, vende mis bienes y reparte el dinero entre los pobres”. El amigo hizo lo que Mente Centrada le había pedido. Vendió todo y lo repartió. Ya no había pobres.
Pero un pobre llamó a la casa de Mente Centrada. Y dijo: “Disculpe, Señor, no tendría algo para darme. No tengo trabajo, ni comida, ni casa”. Nuestro amigo se quedó muy preocupado. Había repartido todas las cosas entre los pobres. Por eso le dijo al pobre: “Lo único que tengo es mi cama. Te la doy, pero, por favor, déjamela hasta que muera”. Y así es como nuestro amigo cumplió su misión de ayudar a todos los pobres.
- Jo, mamá, qué responsable, qué generoso.
- Pues así, tienes que ser tú. Una persona responsable, que se preocupa por todos, y que ayuda a los demás.
- Eso, ya lo hago, mamá. En el cole me lo han enseñado muy bien. La tutora, se preocupa por nosotros, nos dice que tenemos que ser responsables con nuestras cosas, con los deberes, con los estudios... parece la “reina de la responsabilidad”.
- Pero tiene mucha razón. Ahora es lo más importante. La responsabilidad es un regalo que te das a ti mismo, se siembra de pequeño en el corazón y crece con la edad. ¿Verdad, Natalia?
- Zzz, zzz, zzz
- Mamá, Natalia ya está dormida.
- Pues tú, también, Pablo. Mañana os cuento más historia. Ahora a dormir. Felices sueños, cariño.
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