Page 12 - El gran capitán
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5.- La cama mágica
Mientras Pablo hacía los deberes, Natalia había estado jugando con Flami en su cuarto. Papi había llegado de trabajar y habían estado hablando en el sofá de todas las cosas del cole. Pablo, le contó a su padre, con gran emoción, que había sido elegido capitán. Después se dieron una ducha y cenaron unos deliciosos sándwiches de jamón y queso, que todos juntos habían preparado.
- Mamá, prometiste, después de los deberes, seguir contándonos historias y no lo has hecho.
- El día todavía no ha acabado. Os propongo una cosa, dijo mamá. Dad un beso y un fuerte abrazo a papá, os laváis los diente y os cuento una historia más en la cama.
- Vale, pero en vuestra cama que entramos los tres, como los días de fiesta. ¡Qué guay!
- ¡Bieeeen! Vamos a vuestra cama que es mágica como la de Mary Poppins. Cuando nos cuentas cuentos se hacen realidad, dijo Natalia. Vamos Flami, como tú no te vas a lavar los dientes, te voy a sentar en el baño.
- Y ahora es cuando comienzan los fuegos artificiales, dijo Pablo con cara de asco. En vez de hacer popo seguro que empieza con el porropopom y el pro, pro, pro...
- Oyeee, Flami no se tira pedos, soy yo con la boca. Flami es muy educado. Tú el otro día te tiraste uno delante del abuelo y yo no dije nada.
- ¡Venga, chicos! ¿Termináis?
- Sí, mamá, ya vamos.
- Pero, Pablo, ¿qué haces con la camiseta del equipo? Ponte el pijama.
- No, mamá, hoy quiero dormir con la camiseta del equipo porque quiero soñar con fútbol.
- No seas tonto, dijo mamá. Mi “gran capitán” se va a poner, como todo el mundo, el pijama para dormir.
- Está bien, mamá.
Y los tres se metieron en la camita. Natalia abrazada a Flami. Pablo abría bien los ojos para escuchar la historia.
Rápidamente, Pablo, interrumpió a su madre.
- ¡Qué exagerada, mamá! Te lo estás inventando. Eso lo he estudiado yo y Carlos V era el rey de España, Italia, Alemania, de los Países Bajos y no sé que más. ¡Exagerada!
- Qué no, hijo. Es una historia real como todas. De hecho decía de él que con sus palabras hasta las piedras se conmovían.
- Y, ¿cómo se llama?
- Nuestro amigo se va a llamar, se va a llamar... “Mente Centrada”.
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Hace muchos, muchos años, en Valencia había muchos pobres. Nuestro amigo había adquirido mucha fama de buena persona. Era muy responsable, honrado, cumplidor y comprometido. Su fama había llegado a oídos del Emperador Carlos I y V de Alemania que le llamó para que fuera su predicador.


































































































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