Page 26 - El gran capitán
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11.- Si necesitas una mano, yo tengo dos
Natalia y Flami se quedaron solos en la habitación mientras Pablo se fue a hacer sus deberes y mamá preparaba cosas de la casa y de la cena.
- Vamos, Flami, que te voy a contar una historia. Pero antes déjame vestirme de princesita. Todos los cuentos tienen una sorpresa final y yo necesito mi varita mágica. Tiene que estar aquí en el baúl. Me lo trajeron los Reyes Magos hace muchos años. ¡Me encanta sentirme una princesa!
- ¡Cómo tú y como yo, Flami! No tenemos secretos. ¡Qué guay! Choca la mano, amigo.
- ¡Anda! si tú no tienes manos. Ni brazos. No me había dado cuenta. Sólo tienes patas. ¡Pues dame un abrazo! Un superabrazo de amigos.
- No importa que no tengas brazos. Nadie es perfecto. Todos nos debemos querer a todos. En el cole el otro día, hicimos una bandera de la integración. Nos quedó muy bonita. Era un árbol. En las raíces había gotitas de agua y ahí pusimos los valores de la integración. ¡Los votamos y elegimos entre todos! Y las hojas del árbol eran nuestras manos porque todos debemos convivir juntos.
- ¿Te cuento un secreto? Entre las manos había dos especiales. Unas que hacían un corazón y otras que parecían una paloma de la paz. Pues las manos del corazón son las mías. ¡Chsssss! No se lo digas a nadie. Pero yo creo que es la hoja más importante del árbol porque las cosas hay que hacerlas de corazón.
- Bueno, vuelvo a la historia de nuestros amigos que eran muy amigos. Se llamaban..... se llamaban.... “Manos Amigas”. Tú no tienes manos. Yo soy tu amiga y voy a ser tus manos para lo que necesites así que soy: Manos Amigas. Y nuestros amigos también eran manos amigas. Continuo la historia.
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Había una vez dos amigos muy amigos. Se conocían desde que eran jóvenes. Siempre iban juntos. Tenían las mismas aficiones. Tenían las mismas ilusiones. Siempre jugaban. Eran un superequipo. Compartían todo. Se contaban todo. No había secretos.
Un día, nuestros amigos, “Manos Amigas” decidieron irse de excursión juntos. Fueron con sus familias. Todos estaban muy contentos. Se fueron a las montañas. En la casa había una habitación especial. La llamaban la “Suite” porque parecía la habitación del rey y la reina. ¡Tenía hasta un baño dentro!
Nuestros amigos decidieron dormir todos juntos en una habitación. Cuando los papás no miraban echaban guerra de almohadas y saltaban de una cama a la otra. Se reían mucho. Eran felices jugando juntos. Hasta que de pronto ocurrió una desgracia. ¡Había desaparecido la mascota de uno de los amigos! ¡Horror! Había que hacer un plan para recuperarla.
Lo primero que hicieron Manos Amigas fue revisar toda la casa. No aparecía. Pero de repente, oyeron a sus primos reírse. Se quitaron los zapatos y descalzos, para no hacer ruido, se acercaron por el pasillo hasta su habitación. La puerta estaba un poco abierta. Pudieron ver la cabeza de la mascota. ¡Habían sido ellos! Tenían que recuperarla. Volvieron a su habitación. A su castillo. Necesitaban un plan.