Page 31 - El gran capitán
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- Yo hablo mucho con Flami. ¿Verdad, Flami?
- Eso está muy bien, hija.
- Mamá, ¿Tú has llorado por nosotros?
- Toda mamá sufre cuando le pasa algo a sus hijos. Muchas noches cuando vosotros habéis estado malitos yo no he dormido por cuidaros. El amor de una madre por sus hijos es lo más bonito que hay en el mundo.
- ¡Gracias, mamá!, dijeron los dos a la vez.
Y Natalia y Pablo se tiraron a dar un fuerte abrazo a su mamá que estaba emocionada. A mamá se le cayó una lagrimita de emoción y orgullo por sus hijos.
- Mamá, ¿estás llorando?
- Sí, hijos, pero de emoción. ¡Os quiero tanto!
- ¡Gracias, mamá! ¡Dame otro abrazo!
- Bueno, bueno, ya vale. Voy a seguir con la historia.
- Perdona, mamá. Pero no entiendo. ¿Qué tiene que ver esta historia con que yo sea capitán?
- Mucho, hijo, mucho. En los partidos hay muchas emociones. A veces hay tensión. Hay que saber aceptar la derrota, el error de los compañeros, el error del árbitro. A veces uno se enfada consigo mismo por los fallos. Y en todo momento hay que tener autocrontol, respetar al rival, no ser agresivo ni impulsivo. El gran capitán es el que sabe controlarse y ayuda a los demás a controlarse. Sabe tranquilizar, es paciente y ayuda a los demás a ser educados. El espíritu deportivo debe reinar por encima de todo.
- Entiendo, mamá.
- Yo cuando me pongo nerviosa cuento hasta 10. ¿Verdad, Flami? 1, 2, 3, 4, 5, 6....
- Muy bien, hija. Pues mirad, hay otro truco que es respirar lentamente. Vamos a hacerlo. Cerrad los ojos.
- Ya, mamá.
Llevad vuestra atención a la respiración. Inspira, expira. Inspira, expira. Siente como entra el aire por la nariz. Siente como se hinchan tus pulmones. Siente como sale el aire por la boca. Inspira y expira. Fijaos en vuestra tripita. Sube y baja como las olas del mar.
- ¿Y esto lo tengo que hacer en mitad del partido?
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Con quién tuvo mucho más problemas fue con el hijo. Era duro de corazón. Escuchaba pero no cambiaba. Muchas veces lloró en silencio en su habitación sin que nadie la viera.
Equilibrio Emocional estaba muy preocupada por su hijo. Todos los días rezaba mucho por él. Y cosas de la vida un día tuvo un sueño. Al principio el hijo aparecía muy lejos de la madre pero con el paso del tiempo se iba acercando hasta que al final los dos aparecían juntos caminando de la mano. Equilibrio Emocional entendió que era su vida. Sabía que al final su hijo cambiaría. Y desde ese día tenía mucha fe e insistía con más fuerza en que su hijo fuera educado, respetuoso, tuviera modales, fuera paciente.