Page 6 - El gran capitán
P. 6
2.- Pon tu mano en el corazón
- ¡Vamos, Pablo, que Flami se cansa de esperar!
- Tranquila, estaba ordenando mis juguetes que ayer se me olvidó.
- ¿Estáis preparados? - Siiiií.
Natalia, agárrate a Flami que vamos a viajar al norte de África. Pablo, cierra los ojos y despierta la imaginación.
Había una vez un niño, de cuyo nombre no me quiero acordar.
- Eso no vale, mamá, todos los héroes tienen nombre, dijo Natalia.
- Pues entonces nuestro héroe se va a llamar “Corazón Inquieto”, respondió mamá. ¿Puedo seguir?
- Siiiií.
4
“Corazón Inquieto” era muy inteligente y alegre. Sus padres estaban muy orgullosos de él y a la vez un poco preocupados. En la escuela sacaba buenas notas pero se pasaba todo el día jugando en la calle. Prácticamente no hacía deberes ningún día. En casa trabajaba poco.
Un día el profesor llamó a sus padres a la escuela. Nuestro amigo había comenzado a faltar a la escuela y había robado unas peras al vecino. Sus notas eran buenas pero comenzaba a hacer cosas malas. Siempre estaba con unos niños que ya no iban a la escuela.
Sus padres hablaron seriamente con él.
- Hijo, estamos muy preocupados. ¿Por qué faltas a la escuela?
- Papá, mamá, me lo sé todo. Somos muchos en clase y el profe no enseña cosas nuevas. Yo quiero aprender más cosas, yo quiero saber todo, quiero ser feliz y ayudar a los demás.
- Ya, hijo, eso está muy bien. Pero, entonces, ¿por qué has robado unas peras al vecino?
En ese momento a Corazón Inquieto se le llenaron los ojos de lágrimas. Eran consciente de que lo había hecho mal y del daño que había hecho al vecino. Sus padres le dijeron que muchos días el vecino y sus hijos sólo comía la fruta de sus árboles y las verduras de su huerto. Corazón Inquieto se puso muy triste.
- Mamá, Corazón Inquieto se robó las peras y el otro día Flami se comió el chocolate del frigorífico.
- Flami, no se robó nada, contestó Natalia.
- Tranquilos, tranquilos, intervino mamá. Fui yo quién se comió el chocolate. Las cosas que hay en casa son de todos. No existe mi chocolate, tu chocolate, su chocolate. Existe nuestro chocolate.
- Ves, Flami es bueno y no roba, dijo Natalia con la lengua fuera.
- Continua la historia, mamá.