Page 129 - Secundaria - Comprometid@s con la Historia de México - 3er Grado
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                           Ya desesperados, los franceses llegaron al extremo de bombardear San Juan de Ulúa, en el puerto de Veracruz, para presionar a Bustamante a tomar una decisión. Al frente de la defensa del fuerte se encontraba Santa Anna, el cual perdió una pierna en la batalla, lo que le trajo un reconocimiento casi heroico. Eso lo ayudó a reivindicarse de los errores cometidos en la guerra contra la separación de Texas. Triunfaron los franceses y su victoria les dio confianza para incrementar la cantidad solicitada al gobierno mexicano: 800 000 pesos.
La embajada inglesa se propuso mediar en el conflicto y reducir el monto a lo acordado desde un principio; la em- bajada cobró 50 000 pesos por sus buenos servicios. Así, Bustamante finalmente decidió pagar la deuda, que había dado lugar a ese conflicto, conocido también como la Guerra de los Pasteles, en recuerdo del pastelero de Tacubaya. La deuda definitiva quedó en 650 000 pesos, fue negociada por Santa Anna en su calidad de presidente interino de marzo a agosto de 1839, para pagarla por partes a Francia y a Inglaterra por sus servicios de intermediación.
México, a escasos dos meses de la Guerra de los Pasteles, sufrió un problema interno grave: el intento de separa- ción de Yucatán, pues igual que a Texas, se le había desatendido y los yucatecos no aceptaban que el gobierno central quisiera controlar su economía. El conflicto, iniciado por Santiago Imán en Tizimín, duró de 1839 a 1843. Finalmente Yucatán no se separó.
La guerra con Estados Unidos
Mientras que México sufría por los problemas internos, por la declaración de independencia de Texas y por la Guerra de los Pasteles, Estados Unidos estaba feliz porque veía cerca la anexión de Texas. El gobierno mexicano hizo varias declaraciones en las que afirmaba que si Estados Unidos se anexaba Texas, lo consideraría una declaración de gue- rra. Ni se preocuparon: previeron
el enfrentamiento y lo planearon cuidadosamente. Además, los esta- dounidenses estaban convencidos de que expandir su territorio estaba absolutamente justificado.
Has de saber que la Doctrina
Monroe tenía sus antecedentes en
una forma de pensar llamada destino
manifiesto, por medio de la cual los
estadounidenses se consideraban y
autonombraban los responsables y
encargados de difundir la democra-
cia y luchar por la libertad en Amé-
rica. Esta ideología, aunque no era
nueva, cobró mucha importancia a
partir de 1845 con los artículos en
que la difundió el periodista John
O’Sullivan. Desde entonces mu-
chos políticos estadounidenses comenzaron a hablar del destino manifiesto con el que justificaron sus intervenciones en varias naciones de América. La nación que más les interesaba era México.
El presidente estadounidense James K. Polk (1781-1849), codicioso de adueñarse de más territorios mexicanos, provocó una guerra. Para ello aprovechó la vieja disputa por los límites fronterizos entre ambos países; mientras México reconocía el límite de su frontera noreste en el Río Nueces, Estados Unidos aseguraban que su territorio llegaba hasta el Río Grande o Bravo. Los ejércitos estadounidenses atacaron a las tropas mexicanas que custodiaban dicha frontera y en febrero de 1845, Polk envió una declaración de guerra al Congreso mexicano porque, según él, los mexicanos habían invadido su territorio y matado a sus soldados.
Polk sabía que México se encontraba en situación vulnerable: sin dinero ni un ejército que pudiera defenderlo, con armas caducas y artillería de poco alcance; el sistema político mexicano estaba en crisis y muy débil.
Las tropas estadounidenses entraron por el norte del país y fueron avanzando rápidamente. Hubo enormes bajas entre el ejército mexicano. Las condiciones de insalubridad provocaron enfermedades y desnutrición en sus filas. En ese momento, la primera mitad del año 1846, fungía como presidente interino Mariano Paredes Arrillaga, quien resultó ineficiente para enfrentar la situación. Entre los inconformes se levantó en armas el general José María Yáñez en Gua- dalajara. De nuevo se llamó a Santa Anna, como en la Guerra de los Pasteles, para que dirigiera la defensa del país. Sin la intención de que la guerra se alargara demasiado, el 10 de abril de 1847 Polk mandó a un emisario para proponer la oferta de 30 millones si México cedía las Californias, Nuevo México y el paso a través del Istmo de Tehuantepec.
Las tropas invasoras lograron llegar hasta la Ciudad de México, un episodio dramático en nuestra historia, pues la defensa de las entradas a la Ciudad en las que participaba la gente común acabó en baños de sangre. Uno de los
 Recupero conocimientos
y experiencias
  Para relacionar este proceso de nuestra historia con el contexto internacional conviene que en grupo recuerden lo estudiado el curso pasado de Historia Universal respecto a la ideología es- tadounidense imperante en ese momento. Para ello comenten la siguiente imagen.
Figura 3.12 El presidente James Monroe en 1823 postuló la llamada Doctrina Monroe según la cual su país justificaba su intromisión en los países latinoamericanos.
         Del México independiente al inicio de la Revolución Mexicana 129






































































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