Page 181 - Secundaria - Comprometid@s con la Historia de México - 3er Grado
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                                       Reforma agraria
Los problemas económicos y sociales por los cuales atravesaba el campo mexicano al estallido de la Revolución de 1910 se derivaban de situaciones habidas desde la época virreinal, las cuales podrían resumirse en una sola: haber quitado la tierra a sus dueños originarios. Ya en el México independiente no se les restituyeron sino que, por el con- trario, las leyes de reforma implantadas por Juárez a partir de 1856 desamortizaron sus propiedades a los pueblos de indios y también a la Iglesia. Has de saber que durante el Porfiriato hubo dos leyes agrarias (la de colonización de 1883 y la de terrenos bal- díos de 1884) según las cuales debían aprovecharse las tierras ociosas, de modo que se invitaba a extranjeros y mexicanos a poblarlas y trabajarlas. En la mayor parte de los casos, se implantó el sistema de producción agrícola para la exportación; dicho de otra manera, se dejó de cultivar maíz, frijol y chile (base de la alimentación popular y de la economía local), para cultivar lo que se podía vender en el exterior, como el algodón, el azúcar, el café, el hule, el henequén y algunas frutas tropicales que deja- ban grandes ganancias sólo a los latifundistas y no a los campesinos ni a los pequeños terratenientes. Además, al detenerse la producción masiva de productos básicos para la alimentación del pueblo en general, la comida subió de precio y la gente no pudo comprarla. La situación causó hondo descontento popular.
Es comprensible entonces que el movimiento de rebelión armada iniciado por Madero en 1910 atrajera no sólo a campesinos, sino también a pequeños empresarios y hacendados de clase media. Recuerda que Madero mismo era terrateniente produc- tor de vino y de algodón.
Situación diferente era la de Zapata al participar en la lucha armada y al exigir un reparto agrario justo. Por ello el zapatismo tuvo influencia inicial en el estado de Morelos, donde los campesinos, en su mayoría indígenas, habían perdido sus tierras cuando las haciendas azucareras crecieron sin medida. Allí, los latifundistas habían destruido aldeas, casas y pequeñas propiedades, para convertir a los agricultores en peones de las plantaciones donde ya no podían cultivar maíz para subsistir. Para ini- cios del siglo XX, esta situación de despojo de tierras se generalizó
en todo el país, pero la constante fue que las víctimas fueron los
pueblos indígenas.
Venustiano Carranza, con la Ley Agraria del 6 de enero de 1915, emitida por su gobierno provisional en Veracruz, recogió la principal demanda de la lucha zapatista, pues ordenó la restitución de tierras a los pueblos que hubieran sido despojados de ellas. Dicha ley fue elevada a rango constitucional en el artículo 27 de la Consti- tución de 1917. La aplicación de dicho artículo se inició con la crea- ción de la Comisión Nacional Agraria en cada estado o territorio de la federación, y de los comités particulares ejecutivos que en cada entidad federativa se considerasen necesarios.
La aplicación del artículo 27 enfrentó grandes dificultades, ya
que entre los dirigentes políticos y militares había diversas posturas
respecto de la problemática agraria. Además, el reparto agrario es-
tablecido por la Constitución de 1917 no fue equitativo, pues que-
dó a cargo de las legislaciones locales: unos gobernadores, como
Plutarco Elías Calles en Sonora, pensaban que no era pertinente el
reparto masivo de tierras; otros, como los de Veracruz y Puebla, urgían a que se acelerara el reparto; en Michoacán e Hidalgo el reparto fue casi nulo, a pesar de que los campesinos comprobaron que las tierras les pertenecían. Esa desigualdad hizo que continuara el problema de la tierra no obstante la Constitución.
Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, como presidentes de la República, se caracterizaron por considerar al ejido una forma transitoria de posesión de la tierra, forma que debería culminar en la formación y consolidación de una pequeña propiedad.
A pesar de todo el trabajo hecho en torno a la reforma agraria, de 1920 a 1934 no se logró un cambio sustancial en el sistema de tenencia de la tierra heredado del Porfiriato. Los 7 600 millones de hectáreas repartidas desde 1917 hasta 1934 no pusieron fin al latifundio como unidad central del sistema de producción agrícola, ya que sólo representaron 6.7% de la tierra que los grandes latifundistas tenían a fines del Porfiriato. Más adelante verás que Lázaro Cárdenas en Michoacán repartió muchísima tierra porque en su opinión aún se podía hacer mucho por el sector agrario.
Figura 4.14
Zapata fue el primer líder que reivindicó
la lucha agraria y así lo hizo patente en el Plan de Ayala en 1911. Por eso hoy sigue siendo un símbolo de lucha por la jus- ticia social. Observa el detalle de un mural que pintó Diego Rivera en Chapingo, la escuela de agronomía más importante del país.
          Figura 4.15
Eran tantos quienes habían luchado por tierra en la Revolución que la reforma agra- ria fue un reto titánico.
         La Revolución Mexicana, la creación de instituciones 181













































































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