Page 34 - Secundaria - Comprometid@s con la Historia de México - 3er Grado
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Figura 1.16 Malintzin fue bautizada con el nombre de Marina y pasó a la historia como La Malinche. Su figura ha sido tan discutida por haber apoyado a los españoles que hoy se emplea el término “malinchista” para referirse
a alguien que tiene preferencia por lo extranjero. En la imagen puedes ver la representación de Malintzin en el Códice Durán.
de la autoridad de Velázquez. Como puedes darte cuenta, entre expedición y conquista hay un gran trecho. Con- quistar implica imponer, adquirir, generalmente median- te la guerra. Cortés decidió zafarse de las limitaciones del explorador y convertirse en conquistador. Y lo consiguió mediante una estratagema (una estrategia mañosa) legal y política muy hábil. En nombre del rey Carlos V, Cor- tés fundó en julio de 1519 la ciudad de la Villa Rica de la Vera Cruz, cuyo gobierno integró con hombres leales a él; luego, el recién creado gobierno lo nombró gober- nador y capitán general de los territorios por descubrir y conquistar. De este modo, Cortés se desligó de la auto- ridad de Velázquez, pues, con fundamento en las leyes españolas de esa época, el fundador y gobernante de una ciudad debía obediencia únicamente al rey.
Posteriormente otro grupo de indígenas llegó al en- cuentro de Cortés. Éstos no eran mexicas, sino totonacas, uno de los tantos señoríos militarmente dominados por los mexicas, a quienes tenían que pagar pesados tributos. Los totonacas invitaron a Cortés y a sus hombres a visitar la capital totonaca, Cempoallan, la actual Cempoala (en Veracruz). Cortés, claro, aceptó gustoso y en Cempoa- llan se entrevistó con el gobernante de la ciudad (al cual los españoles llamaron Cacique Gordo) y le propuso una alianza para derrotar el poderío de los mexicas: a cambio de que Cacique Gordo le diera hombres que le sirvieran como cargadores, informantes y guerreros, Cortés lo libe- raría del yugo mexica, regresándole el poder y la autono- mía sobre su territorio. Cacique Gordo aceptó.
Ya liberado de la obediencia a Velázquez y aliado con los totonacas, Cortés decidió marchar rumbo a Te- nochtitlan. Como algunos de sus hombres no estaban de acuerdo, Cortés mandó hundir sus naves para que nadie pudiera regresar a Cuba. Esto ocurrió en agosto de 1519. La suerte estaba echada. Antes de partir, Cortés dividió sus tropas: dejó una parte para resguardo de la Villa Rica de la Vera Cruz y marchó a la cabeza de la otra parte. A medio camino hacia Tenochtitlan llegó a territorio tlax- calteca. Como recordarás, los tlaxcaltecas no sólo eran un señorío independiente del imperio mexica, sino tam- bién sus enemigos a muerte.
Al enterarse de eso, Cortés consideró que una alian- za con los tlaxcaltecas le sería de suma utilidad. En un principio los tlaxcaltecas no quisieron aliarse con él;
más aún, lo atacaron vigorosamente durante tres días. Te sorprenderá saber, como de hecho sorprendió a los españoles, que durante las noches del combate los tlax- caltecas les llevaban de comer, pues deseaban vencer lu- chando a sus contrincantes y no por el hambre. Si anali- zas esta situación te darás cuenta de que se enfrentaban formas de guerrear muy diferentes. Los españoles pelea- ban usando caballos, armaduras de hierro, lanzas, caño- nes, fusiles y espadas de metal; estaban acostumbrados a matar al enemigo y a diversas tácticas de guerra muy or- ganizadas (como cerrar filas, avanzar protegidos por la caballería, emprender la retirada en caso necesario). Los tlaxcaltecas empleaban macanas con puntas de obsidia- na y protecciones de algodón; peleaban a pie y cuerpo a cuerpo, en grupo, sin una táctica guerrera específica; no acostumbraban matar al enemigo, sino capturarlo vivo para ofrendarlo en sacrificio a los dioses. Tales diferen- cias de estrategias y de armas produjeron la derrota de los tlaxcaltecas. Éstos se espantaban ante los caballos, el disparo de los fusiles, el estruendo de los cañones y el daño que producían. Una vez derrotados, los tlaxcalte- cas decidieron aliarse con los españoles para derrocar el poder de Tenochtitlan.
Engrosado su ejército con aliados totonacas y tlax- caltecas, Cortés partió de Tlaxcala hacia Cholula (en el actual estado de Puebla); una vez llegado a ella, el 16 de octubre de 1519 hizo una gran matanza bajo la creencia de que allí se le preparaba una emboscada. En seguida los españoles emprendieron la marcha hacia México- Tenochtitlan, a donde arribaron el 8 de noviembre de 1519 y en donde fueron recibidos con honores por Moc- tezuma; por ejemplo, el emperador puso a Cortés un collar de caracoles de oro (que representaba a Quetzal- cóatl) y alojó a sus hombres en el palacio de Axayácatl, padre suyo. Más aún, Moctezuma enseñó la ciudad a Cortés y le dio informes claves sobre la organización del imperio. Error garrafal.
No te extrañe la recepción tan amable que Mocte- zuma dio a Cortés. Con base en profecías mexicas, Moc- tezuma creía que Cortés era Quetzalcóatl que regresaba a retomar la posesión de su reino. Todo armonizaba: la tez blanca y la barba espesa de Cortés coincidían con las de Quetzalcóatl; y, principalmente, la fecha de lle- gada de los españoles al imperio mexica coincidía con
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