Page 47 - Secundaria - Comprometid@s con la Historia de México - 3er Grado
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                             Fueron poquísimos los indígenas que lograron ingresar a la Real y Pontificia Uni- versidad. Las mujeres nunca fueron admitidas, porque, según se pensaba, debían dedicarse exclusivamente a las labores del hogar o ingresar a los conventos. Más tarde se abrieron otras universidades, en Guadalajara, por ejemplo.
También se fundaron colegios atendidos por frailes o monjas. En algunos estudiaban mujeres, para convertirse en religiosas; en otros, indígenas, aunque no para convertirse en sacerdotes (eso les estaba prohibido), pero sí para ser diáconos y dedicar la vida a la Iglesia. Hubo casi cien colegios, principalmente atendidos por frailes.
Otra institución novohispana muy importante fue la Casa de Moneda, fundada formalmente en 1536 para acuñar monedas de plata, que en aquellos tiempos eran de una cuartilla, de medio real, o de uno, dos, tres y cuatro reales. Las primeras monedas se llamaron “macuquinos”, que quiere decir “de tosca formación”, y que poco se parecían a las monedas actuales. En 1675 se acuñaron las primeras monedas de oro en Nueva España.
Fundamentales fueron también los hospitales, donde se conjugaban la ense- ñanza, curación y alimentación. Respondían a las necesidades de la sociedad vi- rreinal tanto en su aspecto religioso (ayuda a los necesitados, atención a huérfanos y peregrinos) como en el clínico (atender los padecimientos más graves). El primer hospital fue fundado por Hernán Cortés, con el nombre de Hospital de la Concep- ción de Nuestra Señora; aún presta servicio, con el nombre de Hospital de Jesús. Los hospitales que se fundaron en la Ciudad de México fueron obra de particula- res, la Iglesia (clero secular y regular) y la Corona.
En los servicios de salud se hacía una clara diferenciación social: existían ins- tituciones sanitarias para indios, negros, mulatos, mestizos y españoles.
Figura 1.24
    Hernán Cortés fundó en la Ciudad de México el Hospital
de Jesús, justo en el lugar donde se encontró con Moctezuma. Hoy en día sigue funcionando y en su interior se puede apreciar una parte de la construcción original.
          Nueva España rompió las trabas de la metrópoli para relacionarse con algunas partes del mundo
Nueva España y sus relaciones con el mundo
Las flotas, el control del comercio y el consulado de comerciantes
El control del comercio entre la Corona y la Nueva España fue ejercido principalmente por tres instituciones: la Casa de Contratación de Sevilla, creada en 1503, el Consulado de Comerciantes de Sevilla, fundado en 1543, y el de la ciudad de México, instaurado en 1592. El primero estaba integrado por los socios de los comerciantes del segundo.
La política del gobierno español durante casi toda la época virreinal fue la de monopolizar tanto la producción como el comercio. Y lo consiguió mediante la Casa de Contratación, la cual expedía leyes comerciales que dichos consulados tenían que aplicar. Tales leyes especificaban qué se podía importar, qué exportar y cómo hacerlo, y habían sido promulgadas con los propósitos de proteger y beneficiar la economía de la metrópoli, de impedir que los merca- dos de las colonias fueran más activos o más prósperos que los de España y de que las otras potencias europeas no se beneficiaran de los mercados coloniales. Por eso, la Corona mandó cerrar casi todos los puertos a la navegación y al comercio; los únicos puntos permitidos para realizar esas actividades fueron Sevilla, en España, y Veracruz y Acapul- co, en la Nueva España. Por ellos salían y entraban mercancías, personas, ideas y noticias. Hoy se hubiera dicho que se trataba de establecer y controlar tres aduanas.
España impuso a la Nueva España la obligación de comprarle los productos que ésta tenía prohibido producir o que no producía en su territorio. Consecuencias de ese monopolio español fueron un desarrollo económico menor del que era capaz Nueva España, su endeudamiento, el contrabando y la piratería, que no sólo dañaron gravemente a la economía novohispana, sino también, con el tiempo, a la española misma.
Así, se prohibió la producción de vinos en Nueva España, a fin de que no compitieran con los producidos en la me- trópoli. Fue también prohibida la producción de seda en territorios novohispanos, aunque era buena, porque la metrópoli conseguía seda más barata en China. Se impusieron limitaciones a la industria textil a fin de que las telas novohispanas no compitieran con las españolas. Sin embargo, como las telas españolas eran extremadamente caras, la Corona tuvo que permitir a peninsulares y criollos abrir obrajes, fábricas de textiles, de hasta 300 trabajadores. Indígenas y mestizos abrieron pequeños talleres de uno o dos telares; hubo tantos que en ellos se llegó a producir más de una tercera parte de las telas de Nueva España.
 Las culturas prehispánicas y la conformación del Virreinato 47



















































































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