Page 46 - Secundaria - Comprometid@s con la Historia de México - 3er Grado
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3 La cumbia, la salsa,
el reggae, el danzón y el son jarocho se interpretan y bailan con ritmos y/o instrumentos de nuestra tercera raíz: ¡la africana!
Saber
En Nueva España la presencia de africanos no se debió a que éstos quisieran emi- grar a ella, sino a la necesidad de mano de obra que tenían los colonizadores. Por una parte, había sucedido que la población indígena se había reducido cuantiosamente a causa de graves epidemias; por otra, las leyes metropolitanas prohibían la esclavitud de los indígenas, consideración no aplicada a los africanos. De éstos, los llegados a la Nueva España eran moros o beréberes que venían con sus amos españoles, quienes los habían adquirido al reconquistar los territorios españoles en poder de los árabes.
Cuando Felipe II obtuvo, por herencia, el trono de Portugal también consiguió una buena parte del negocio de la trata de esclavos y por eso llegaron muchos más a América. En un principio se trató de que fueran cristianos y “civilizados”, es decir, educados conforme a las costumbres de la época. No obstante, eso no se consiguió por completo ni por mucho tiempo. Surgió el contrabando de esclavos y muchos afri- canos no cristianos llegaron con su cultura (pero contra su voluntad y sin saberlo) al Nuevo Mundo. Como estos esclavos africanos eran considerados “productos caros”, sus “propietarios” debían pagar impuestos por tenerlos. Algunos eran asignados a las plantaciones, otros a las minas y unos cuantos se quedaban como sirvientes domésti- cos, pues la alta sociedad consideraba un lujo el contar entre la servidumbre con uno o varios africanos “auténticos”. Los esclavos africanos no sólo procrearon mexicanos mestizos, sino que también aportaron elementos culturales africanos a la cultura na- cional, que pueden ser apreciados en diversas zonas geográficas y en manifestaciones como la música y la comida, entre otras.
Había toda una legislación en torno a los esclavos; por ejemplo, en algunos casos podían acusar de maltrato a su dueño, quedar libres por esa razón o por el hecho de que nadie reclamara la posesión del esclavo una vez muerto su dueño. Había esclavos africanos que escapaban del extenuante trabajo en las plantaciones y se escondían en los montes o se refugiaban en poblaciones formadas por otros esclavos liberados o es- capados, llamadas palenques, a donde también iban a refugiarse bandidos, vagabundos y personas rechazadas por la sociedad. Esos pobladores de origen africano fueron traí- dos en gran cantidad a Nueva España, tanto que los investigadores no dudan en con- siderarlos como la tercera raíz de nuestra identidad nacional. La población de origen africano fue abundante en lugares como la Ciudad de México, Veracruz, Guadalajara y Querétaro pero también hubo negros en lugares como Yucatán, Chihuahua y Duran- go. Una investigación reciente ha encontrado que hacia 1750 ¡en Querétaro la mayor parte de la población era negra! Las pestes y el mestizaje modificaron esta situación.
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             En esta actividad van a divertirse al usar su ingenio para describir los cambios que produjo en Nueva España la intro- ducción de nuevas actividades económicas. Para ello:
1. Relean los dos apartados antecedentes y con base en ellos realicen un cuento colectivo. Su profesor anotará en el
pizarrón los principales cambios que el grupo identificó. Enseguida lanzará el inicio del cuento; por ejemplo: “Soy
Xochiquétzal y vivo en Tenochtitlan. Es el año de 1600 y voy a contar mi historia...”
2. A partir de esta frase, frente al grupo y de manera voluntaria, los alumnos irán inventando el cuento usando los con-
ceptos anotados en el pizarrón. El profesor dará una palmada cuando otro alumno sea el que continúe el cuento. El profesor cerrará el cuento cuando se agoten los conceptos. ¡Quizás sea una buena idea grabar el cuento colectivo!
La creación de la Universidad y la Casa de Moneda
Además del virreinato, de las audiencias y de obispados, en Nueva España se fundaron otras instituciones conside- radas necesarias para el buen desarrollo novohispano. Entre ellas se contaron la universidad, la casa de moneda, los hospitales y el consulado de comerciantes.
La Real y Pontificia Universidad de México, fundada en 1533, se llamó “real” porque había sido creada por orden del rey, y “pontificia” porque era el Papa quien reconocería la validez de los cursos impartidos. Como en todas las universi- dades de la época, en la Real y Pontificia Universidad de México los estudios de teología ocupaban un lugar preferente; pero también se impartía gramática, filosofía, arte, derecho y medicina. A esta universidad asistían sobre todo alumnos con posibilidades económicas elevadas, ya que los libros eran caros. El rey daba un subsidio, insuficiente en muchas ocasiones. Por ello también se otorgaron becas para criollos con pocas posibilidades económicas y para mestizos.
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