Page 50 - Secundaria - Comprometid@s con la Historia de México - 3er Grado
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Las instituciones consolidaron la economía, la política y la sociedad
La llegada a la madurez
El carácter corporativo de la sociedad
En el apartado anterior viste que España ejercía un estricto control sobre el mercado externo y el merca- do interno de Nueva España; así, la Corona española determinaba qué se podía importar, qué exportar, qué producir y cómo hacerlo, a fin de que los productores y comerciantes españoles no quedaran en desventaja competitiva respecto de los novohispanos. Éstos, sin embargo, como buenos comerciantes y productores, no se quedaron cruzados de brazos, sino que fundaron gre- mios (agrupaciones de personas dedicadas a una misma actividad). Hubo gremios de ganaderos, agricultores, mineros, tejedores, albañiles, etcétera.
A la cabeza de un gremio estaba un maestro, quien podía ser peninsular, criollo o mestizo (a los indígenas y a las castas les estaba prohibido ser maestros). El res- to de los trabajadores eran aprendices (no recibían un salario pero tenían la oportunidad de aprender el oficio en la práctica) y oficiales (ya habían acabado su etapa de aprendices y recibían un pago por su trabajo).
La organización de los gremios habla del carácter corporativo de la sociedad. Tal carácter corporativo se manifestaba también en que las decisiones más impor- tantes del virreinato no tomaban en cuenta a los indivi- duos; más importante que una persona era el gremio, el pueblo, la orden religiosa, la familia o el colegio al que pertenecía. Cada uno de estos grupos era una corpora- ción pues funcionaba de modo semejante a un cuerpo en el que cada parte ejerce una función particular. Esto imprimió una especie de sello colectivo a todas las esfe- ras de la vida de Nueva España: gradualmente pasaron a segundo plano los conquistadores encomenderos, an- siosos de riquezas y honores personales.
Los gobiernos locales: cabildos
indígenas y ayuntamientos
Hacia 1630, poco más de un siglo después de la conquis- ta, Nueva España ya presentaba características propias. En primer lugar, era un territorio sumamente extenso cuya pacificación había sido propicia para el poblamien- to del norte, el establecimiento de minas, de estancias ganaderas, de cultivos, de haciendas, y para la funda- ción de ciudades, pueblos de indios y villas en los confi- nes más alejados.
Nueva España ya perfilaba su identidad y autosufi- ciencia. Ya no se trataba de un lugar ni de conquistadores ni de caciques, y mucho menos de encomenderos y de frailes; ahora era un territorio de mineros, comerciantes, hacendados. Por su organización política, estaba dividida en república o gobierno de españoles y república o go- bierno de indios.
República o gobierno de españoles
En la república de españoles había ciudades, villas y mu- nicipios. Las ciudades y villas estaban gobernadas por un cabildo, es decir, un órgano de gobierno integrado por un alcalde y varios regidores y concejales. Los corregi- dores gobernaban los municipios o los territorios que no fueran ciudades ni villas. El título de ciudad significaba mucho y sólo podía alcanzarse con base en una canti- dad determinada de pobladores o mediante la compra; tenerlo representaba para la ciudad mayores beneficios tanto económicos como políticos.
Las funciones del cabildo eran velar por el buen fun- cionamiento de la ciudad, aplicar la ley y administrar justicia. Dentro del cabildo, cuya sede estaba en el edifi- cio de gobierno, había una especie de caja fuerte que se llamaba Caja de Comunidad y que tenía tres llaves que guardaban el alcalde, el tesorero y el corregidor. En esta Caja de Comunidad se almacenaba el dinero recaudado por medio de algunos impuestos o del tributo, y estos fon- dos se destinaban a obras de la comunidad como cons- trucción de caminos y drenajes o la preparación de fiestas religiosas. El desagüe del Valle de México, por ejemplo, una obra de genial ingeniería, se financió con el dinero que aportaban las cajas de comunidad.
A consecuencia de la expansión hacia el norte, se fundaron gobernaciones, presididas por un gobernador, y a su vez cabildos o corregimientos en las poblaciones que los colonos fundaron. Las gobernaciones del norte fueron Nueva Vizcaya y Nuevo León, que tuvieron for- mas muy definidas y particulares de ser administradas durante los años formativos de Nueva España. Nueva Vizcaya fue la primera de estas gobernaciones; abarca- ba lo que hoy son los estados de Chihuahua y Durango, más parte de Coahuila, Sonora, Sinaloa y Zacatecas, y los ahora estados de Arizona, Colorado, Kansas, Texas y Nuevo México de Estados Unidos. Se fundó en 1563 con Durango como su capital. Nueva Vizcaya tuvo cierta autonomía para definir aspectos de gobierno; pero en los asuntos económicos dependió de la Ciudad de México, capital de la Nueva España, mientras que en lo jurídico respondió a la audiencia de Guadalajara, capital del reino de Nueva Galicia. Nuevo México, dependencia de Nue- va Vizcaya, en cambio, no gozó de tanta autonomía pues su capital, Santa Fe, tan lejana, era el último punto del camino de Tierradentro y la región más al norte de la Nueva España. En lo político, Nuevo México dependía de la audiencia de la Ciudad de México, su población era reducida y sufría de muchas limitaciones dada su lejanía.
El Nuevo Reino de León, fundado en 1580, que ocu- paba el actual estado de Nuevo León junto con Tamau- lipas, Coahuila y parte de San Luis Potosí, dependía de la audiencia de la Ciudad de México aunque su escaso y disperso poblamiento, mayormente dedicado a la ga-
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