Page 87 - Secundaria - Comprometid@s con la Historia de México - 3er Grado
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                             Conspiraciones e insurrección de 1810
Por supuesto que los autonomistas y otros criollos quedaron muy resentidos con los peninsulares por el arresto del virrey y la usurpación del gobierno, es decir, por haberse apoderado de éste sin tener derecho a hacerlo, y entre ellos fue incubándo- se la idea de que la fuerza era el único medio de conseguir la autonomía. En sus reuniones secretas era frecuente la consigna: “¡Viva Fernando VII y muera el mal gobierno!”.
Poco más de un año después, se descubrió otra conspiración, en Valladolid. Había involucrados en ésta sacerdotes, militares y abogados. Su finalidad también era crear una junta de gobierno. El líder era el capitán José Mariano de Michelena (1772-1852), y entre los integrantes de la conspiración había dos amigos suyos, los capitanes Ignacio Allende (1769-1811) y Mariano de Abasolo (1784-1816).
La conspiración de Valladolid no actuaba aislada, sino que estaba relacionada con las de San Miguel el Grande (hoy San Miguel de Allende), Guanajuato, Queréta- ro, Celaya, León, San Felipe Torresmochas, San Luis Potosí, Zacatecas y Valladolid. La de San Miguel, encabezada por Ignacio Allende, fue la más importante. Cuando fue descubierta la de Valladolid (la delató un asesor) y se aprehendió a sus conspira- dores principales, Allende y otros se libraron pues documentos que los comprometían estaban en clave y no pudieron ser descifrados. Allende se fue a San Miguel. Se sabe que con frecuencia asistía a las reuniones de la conspiración de Querétaro.
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4 En el Museo
catedralicio de la ciudad de León, en España, se encuen- tra esta pequeña pieza de devoción, realizada en madera, a la Virgen de Guadalupe. La devoción guadalupana era impresionante: fue una parte muy importante de la identi- dad criolla.
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          La conspiración de Querétaro fue la reunión de criollos inconformes que condujo a la guerra de Independencia. Asistían personas renombradas, como el corregidor de Querétaro, Miguel Domínguez (1756-1830) y su esposa, Josefa Ortiz de Domínguez (1768-1829), Ignacio Aldama (m. en 1811). Poco a poco se les unieron más criollos, incluido el párroco del pueblo de Dolores (hoy en Guanajuato), Miguel Hidalgo y Costilla (1753-1811). Estaban de acuerdo en derrocar al gobierno peninsular con el apoyo de los indígenas y mestizos, principalmente, y establecer en Nueva España un gobierno autónomo que fuera la autoridad en ausencia de Fernando VII. Planearon el levantamiento para el mes de octubre de 1810.
Seguramente recordarás que la conspiración fue
descubierta por las autoridades y que arrestaron a
los principales miembros. Pero doña Josefa Ortiz de
Domínguez se las ingenió para hacer llegar a Hidal-
go un mensaje en que le advertía de la situación.
Lo llevó Ignacio Pérez quien se entrevistó primero
con Ignacio Allende en San Miguel, y luego ambos
cabalgaron hasta Dolores, a donde llegaron a eso
de las dos de la madrugada el 16 de septiembre de
1810, para avisar a Hidalgo que la conspiración ha-
bía sido descubierta.
 Recupero conocimientos
y experiencias
 Ya has estudiado la Independencia de México en tus clases de Historia, en las ceremonias cívicas y también incluso en los medios de comunicación. Tal vez también en casa algo
se ha comentado al respecto. Por tu edad y grado ahora la comprenderás más ampliamente y podrás formarte un punto de vista más profundo, pero, para iniciar, conviene que en tu cuaderno hagas un dibujo en el que expreses lo que repre- senta para ti la Independencia. Te sugerimos un dibujo que plasme tus sentimientos. Su estilo es libre. Consérvalo y al final del estudio del bloque analiza tu dibujo para ver si tu visión se mantuvo o se transformó. Si gustas podrías com- partir con el grupo tu dibujo.
Después de deliberar un rato, Hidalgo conven-
ció a Allende y a Aldama de la conveniencia de
iniciar la rebelión ese mismo día en Dolores. El
cura tenía escondidas armas y en el pueblo estaban
estacionadas las tropas de Mariano Abasolo. El
pequeño grupo contaba con que la mayoría de los
habitantes, tanto criollos como mestizos y castas, apoyarían la lucha y que el triunfo sería fácil. El 16 de septiembre de 1810 cayó en domingo, día de mercado, en el que mucha gente de los alrededores se congregaba en Dolores desde muy temprano. Unos 600 hombres decidieron seguir a Hidalgo. Arrestaron a las autoridades de Dolores y marcha- ron hacia San Miguel el Grande. En el trayecto tomaron como estandarte la imagen de la Virgen de Guadalupe que se hallaba en la iglesia de Atotonilco. Muchísimas personas se unieron al ejército de Hidalgo, llamado posterior- mente insurgente (sublevado). En esa región del Bajío las clases desposeídas se habían empobrecido aún más por las terribles sequías y heladas que te mencionamos anteriormente. Vieron en el movimiento un medio para mejorar su situación y vengarse de la opresión de los peninsulares. ¡En una semana el ejército insurgente tenía cerca de 25 mil personas y, en un mes, aproximadamente 80 mil! Debes saber que las armas que lograron juntar eran pocas, por lo que la mayoría luchó con machetes, palos, hondas, picos y palas. Como ves, eran en su mayoría campesinos que se lanzaron a la lucha con sus instrumentos de trabajo.
Nueva España, desde su consolidación hasta su Independencia 87





















































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