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Descubrir lo desconocido, estudiar nuevas verdades y presentarlas ante la sociedad no siempre será

recibido como un avance o como progreso. Enseñar algo novedoso puede traer gran peligro ya que no se

sabe cuál será la reacción de la audiencia a la que se esté exponiendo Esto llama la atención ya que, para

continuar con el caso de Galileo, aunque este perteneciera a la creencia católica, se le catalogó como

enemigo de la iglesia, cuando su única meta era aportar mayor conocimiento a la sociedad, no

perjudicarla.

Como estudiante de Relaciones Internacionales, tengo presente el peligro que conlleva abogar por los

derechos de las mujeres, de la población LGBTIQ, derechos ambientales o los derechos humanos en

general. A través de la historia, personas han sido perseguidas por expresar luchas que son mal vistas por la

sociedad conservadora o no creyente en el calentamiento global (en el caso de los derechos ambientales).

Mientras estos no son conocimientos nuevos, son luchas actuales que necesitan de más voces abogando

por ellas. Cada día suceden injusticias porque no existe legislación suficiente para regular y erradicar

comportamientos machistas, homofóbicos, racistas y nocivos para las futuras generaciones que caminen

sobre este planeta. Aun así, poseo la esperanza de que la historia nos dé la razón en cuanto a estas luchas

sociales.