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que se suspendía la asistencia al hospital, dado el riesgo que significaba                en vivo lo que era una mujer con 10 centímetros de dilatación y 100% de
            el procedimiento a ejecutar como práctica profesional, así como el hecho                  borramiento. ¡Estaba en expulsivo!.
            tan sencillo de recibir clase en sus dependencias. Por lo tanto, fuimos                     Empecé a temblar porque sabía que en ese turno, sí o sí, atendería mi
            derivados a centros de salud; y, en lo personal, al no ser de la capital, me              primer parto. Como película repetida, el médico a cargo explicó todo lo
            daba miedo el no saber a dónde me enviarían. Más tarde, se me indicó                      que íbamos a hacer y cómo sucedería: lavado quirúrgico, proceso de ves-
            el nombre del lugar, ante lo que inicié la investigación de cómo llegar,                  timenta, uso del instrumental, asepsia y antisepsia, colocación de campos
            vías de acceso, sector y todo lo relacionado. De hecho, el turno ya era al                y, especialmente, a animar a la madre para que su hijo nazca bien, y así
            siguiente día, viernes, en horario de 19h00 a 07h00 del posterior así que                 fue. Luego de diez minutos nació un varón, a quien tuve el privilegio
            no había tiempo que perder. Me comentaron que dicho lugar era bas-                        de recibir, con llanto fuerte. Se le colocó un APGAR   de 9-9 y procedí
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            tante concurrido, pero también peligroso, y que procure no llevar nada de                 a cumplir con la primera revisión de cavidad de mi carrera. Todo salió
            valor. Me armé de valor y mis herramientas eran el fonendoscopio y las                    excelente y tanto madre como hijo se encontraban sanos.
            ganas de aprender.
                                                                                                        En un abrir y cerrar de ojos, el reloj de la pared de la emergencia mar-
               Una hora y treinta minutos de tiempo me significó el viaje desde casa                  caba las cuatro de la mañana. ¿A qué hora pasó tan rápido?. Lo único que
            hasta el sitio. Llegué cargada de ansiedad, lo reconozco, y me encontré                   no variaba era el número de pacientes en la sala. ¿Dónde habían quedado
            con un lugar grande, equipado con todo lo necesario para la diaria acti-                  la ansiedad y el temor con los que llegué horas antes? Sí sabía que la
            vidad, pero sí con la gran limitante de que el personal de atención era                   adrenalina, por todo lo aprendido en tan pocas horas, estaba a tope en mi
            escaso en relación con la cantidad de pacientes por atender, quienes es-                  cuerpo y que el enamoramiento de la hermosa carrera desde la escuela,
            taban en la sala de espera. Patologías de las más variadas y algunos, por                 estaba más que ratificado y potenciado.
            si faltara algo, con la necesidad de ser transferidos.
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               Me presenté rápidamente ante el médico jefe de guardia, quien me                       terminó ahí. A la hora indicada en el párrafo anterior, entró un hombre
            dijo que iba a necesitar mucha ayuda esa noche. Su primera pregunta fue:                  que refería haberse caído de las escaleras de su casa y tenía la camisa
            ¿Sabes colocar una vía venosa para hidratar un paciente? Me demoré en                     llena de sangre. Al momento de revisarlo, tenía una herida de aproxima-
            contestar, ya que esa era una tarea de enfermería, y llena de sinceridad le               damente veinte centímetros en la espalda; superficial, sí, pero requería
            respondí que estaba allí para aprender y le pedí que me enseñe a hacerlo                  rápida intervención. Y entonces, una nueva pregunta: “¿Has suturado
            para ponerlo en práctica. Aceptó y sobre la marcha me explicó todo el                     alguna vez?”. Misma respuesta, mismo proceso, esta vez matizado por
            procedimiento, desde la preparación personal y de los elementos reque-                    clases de anestésicos locales, tipos de suturas que se pueden realizar, cla-
            ridos, así como cada uno de los pasos a seguir. Llegó el momento, cumplí                  sificación y uso de hilo respecto a la parte del cuerpo, limpieza correcta
            con todo lo aprendido, y lo logré. ¡Mi primera vía venosa salió perfecta!
                                                                                                      de herida. Realizó el primer punto de la sutura, me miró y me dijo: “No
               De tal manera, el paciente recibió hidratación y ver su cara de agra-                  dudes, tú me has demostrado que puedes, ¡Hazlo!”.
            decimiento no tuvo precio, fue espectacular. Con ello vino la lección de                    Tardé casi dos horas en suturar al paciente, lo sé, es demasiado, pero
            parte del médico, en que es importante no distinguir entre actividades de                 quería que cada punto quede perfecto, simétrico. Al final hice un gran
            médicos y de enfermeras, puesto que en la rural podría tocarme un puesto
            de salud que deba afrontarlo sola y el conocer de todo sería lo que marque                trabajo y se le dio el alta
            la diferencia. Por supuesto acepté su consejo y tuvo mucha razón.                           .Amaneció y era hora de salir. El médico me dijo que me retire a des-
               Saliendo  de una, entrar en otra, llegó una mujer  embarazada con                      cansar porque fue una guardia pesada, ante lo cual le agradecí enorme-
            mucho dolor, acompañada del nuevo bombardeo de preguntas del mé-                          mente por todo lo que en aquella jornada me enseñó. Recogí mis cosas y
            dico hacia mí: “¿Has hecho alguna vez un tacto vaginal?, ¿Has hecho                       salí a tomar el bus; y, mientras caminaba por esa calle estrecha y solitaria,
            la anamnesis de una mujer embarazada?, ¿Sabes cómo valorar la fre-                        las lágrimas brotaban de mis ojos. Sí, lloré, pero no de cansancio sino de
            cuencia fetal?” Sí, mi respuesta fue la misma: “No lo sé”. Se congeló el
            tiempo y comprendí que es fácil hablar en clase a cerca de las fases del
            parto, de la Escala de Bishop  , y del acompañamiento de la madre, pero                   1 Es una puntuación que valora el cuello uterino en el trabajo de parto y ayuda a predecir si será requerida
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            en la práctica me sentía, y era, novata. Esta vez su comentario fue: “Yo te               inducción del parto.
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                                                                                                      2
            enseño y luego tú lo haces”. Nueva lección del día, así de rápido: Aprendí                minar si necesita ayuda médica adicional o de emergencia.
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