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Ante ese escenario, decidí citarla fuera de mi horario laboral, para Uno de los principios que aplico a diario es que el trabajo realizado no
continuar con la observación y diagnóstico, dado que estaba firme en sea en vano, dado el juramento profesado. Mi anhelo es siempre que los
mi convicción de descubrir lo que la aquejaba. “Membrillal” llegó a la pacientes mejoren su salud, se curen de sus dolencias, potencien su estilo
19H00 mucho más grave, desesperada y con la angustia que se apoderaba de vida. Que su historia siga siendo escrita a diario junto a sus seres que-
de ella y su familia, por su propia condición, así como por la pandemia ridos de manera positiva, y no como lo comentado en estas líneas. Ella no
y las limitantes que trajo consigo, dada la dificultad de atención como era mi amiga, tampoco era paciente frecuente, pero la recordaré toda la
se acostumbraba, situación que a mí también me ponía nervioso, triste vida porque ahora es parte de mi cotidiana inspiración para continuar con
y estresado. La única opción era estabilizarla para que tenga una noche la hermosa vocación de salvar vidas y aliviar almas, porque la medicina
tranquila, dentro de las posibilidades; además, sus familiares decidieron trasciende al paciente y a quienes lo acompañan.
que, en cualquier escenario, la llevarían al hospital, temprano al día si- Por lo tanto, el médico es guía, consejero, amigo y maestro de quienes
guiente, cueste lo que cueste, sorteando las complicaciones de movilidad pasan por su consultorio, en cualquiera de los niveles de atención; de ahí
por las restricciones vigentes a nivel nacional. El cuadro se complicó con que ser amable, claro y empático es fundamental al momento de aten-
el pasar de las horas y el traslado fue inevitable en horas de la madrugada, derlos y conversar con sus seres queridos, sea para curar enfermedades o
con un trayecto aproximado de cuarenta minutos de un sitio a otro prevenir sobre peores escenarios para que no se hagan realidad, al seguir
Superada esta fase, fue recibida y atendida como se esperaba. No obs- las indicaciones. Por lo tanto, aunque suene lapidario, el peor enemigo
tante, allí también indicaron que debía acudir a un centro asistencial de contra el que lucha un médico no es una enfermedad; es la ignorancia.
mayor resolución, dado el cuadro en extremo complicado que presen-
taba, agravado con los días que habían transcurrido. Es que, además, su-
cede que los pacientes y familiares subestiman lo que padecen, o los sín- Autor: Md. Cristhian Ramiro Vergara Macías
tomas que presentan en algún momento, lo cual en el tiempo se convierte
en emergencia, de la cual a veces no hay retorno. En su caso específico
la gravedad era sumamente importante. Como consecuencia, su familia
pensó lo peor respecto a la decisión de un nuevo traslado, ante la posibi-
lidad de que fallezca en un lugar lejano y que su cuerpo sea cremado o
extraviado, ante la avalancha de noticias que se escuchaba de ese tipo por
la crisis sanitaria; y claro, en cuadros como este la intervención familiar
es clave, tanto por lo que se decide como por la autorización que deben
otorgar para que el paciente sea sometido a procedimientos riesgosos,
pero que llevan a un beneficio mayor en lo posterior.
Recordar y compartir esta historia me vuelve a llenar de impotencia,
puesto que, y respetando al máximo la decisión tomada porque no soy
quien, para juzgarla, eligieron la alternativa de no llevarla a donde co-
rrespondía y días después, un viernes, me enteré de que había fallecido.
“Membrillal” se había ido. Como contexto, vale mencionar que cinco
meses atrás de este evento, la atendí con el fin de mejorar la recupera-
ción de una fractura que había sufrido, inmovilizándola, etc. Tuvimos
contacto previo y en aquel tiempo su condición era mejor, por eso es por
lo que me entristece lo sucedido. Me pregunto, ¿Cuántos casos similares
suceden a diario, con el mismo desenlace, ante las decisiones familiares,
contrarias, por decir de alguna forma, a lo que el médico plantea, sugiere
o indica? Seguro muchos de ellos tendrían finales distintos; sin embargo,
así es la vida y su funcionamiento. Claro, por los efectos colaterales de la
pandemia esas cifras se habrán multiplicado por temor, dificultad econó-
mica, miedo u otras causas.
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