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El médico de vocación entiende que su profesión le obliga a ser un estudiante durante toda la vida ya que la ciencia médica es cambiante y la actualización del médico requiere de estudio continuo.
El médico nunca deja de aprender y algunas veces aprende cosas en los libros, otras veces en conferencias, videos, audio cassette, pero mayormente aprende de sus pacientes.
El médico que logra perfeccionar la habilidad de mantener sus oídos abiertos siempre a las necesidades de sus pacientes y que escucha sus quejas y que está atento a los resultados de sus recetas, de sus intervenciones quirúrgicas, y a la evolución de las diferentes enfermedades que trata, realmente se convierte en una eminencia dentro de su profesión.
Es allí donde tiene tanta incidencia la educación que recibe el médico ya que la escuela de medicina y luego la residencia no son más que laboratorios de formación continuamente.
Algunos médicos creen que su aprendizaje termina cuando salen de la escuela de medicina o de su residencia, pero estos pierden la más valiosa oportunidad de aprender de sus propios pacientes, de sus errores, o de la simple tarea de observar, escuchar, y analizar a los pacientes que le visitan.
Existen en la carrera del médico una oportunidad excepcional para ayudar a muchos seres humanos.
El médico puede ayudar con una receta indicando un medicamento a un tratamiento.
También puede recomendar un análisis o prueba que confirma un diagnóstico y una enfermedad o quizás puede realizar una operación curativa o paliativa que mejora la existencia de otro ser humano.
EL HUMOR ES UN REMEDIO III NEFROTAL H
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