Page 126 - COLECCION HERNAN RIVERA MAS DOS CUENTOS
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                      La  joven  llegó  al  cementerio  a  las  tres  de  la

               tarde. Le debía una manda a Elvirita Guillén. Iba a

               su  gruta.  Vestía  una  blusa  de  mangas  cortas,

               minifalda  de  mezclilla  y  sandalias  en  la  misma


               tonalidad.  Era  martes  27  de  diciembre,  y  a  esa

               hora el cementerio se hallaba casi desierto. Hacía

               calor, mucho calor, y el olor de las flores marchitas

               parecía  acentuarlo.  La  joven  caminaba  pegada  a


               los  mausoleos  buscando  sombra.  En  algunas

               tumbas  de  niños  se  veían  juguetes  traídos  por

               Navidad (los que aún no habían sido robados).


                      Cuando  se  hallaba  al  interior  de  la  gruta,

               arrodillada, dando gracias a Elvirita por los favores

               concedidos  (ella  había  sanado  a  su  hermana


               menor de una enfermedad incurable), un hombre

               la  tomó  por  detrás,  brutalmente,  y  le  puso  un

               cuchillo en el cuello. No grites o te corto el cogote

               aquí  mismo,  le  dijo.  Su  voz  era  neutra,  seca,






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