Page 146 - COLECCION HERNAN RIVERA MAS DOS CUENTOS
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maquinaria, comenzaron a derribarla aceleradamente
(ya se sospechaba que, pese a los reclamos de las
entidades culturales de la ciudad, en sus terrenos se
alzaría un moderno mall —otro más—, todo acrílico,
acero inoxidable y escaleras mecánicas). Cuando los
trabajos de demolición ya iban avanzados y se
taladraba el piso ajedrezado de la parroquia, justo
detrás de donde había estado el altar mayor, apareció la
boca del túnel. La extrañeza que causó el hallazgo
entre las autoridades era comprensible: en el largo
historial del recinto, que abarcaba ciento seis años
desde su inauguración, no figuraba ninguna fuga por
vía subterránea. La Estrella del Norte, el más popular
diario de la ciudad, envió a cubrir la noticia a un joven
periodista recién egresado, que en sus ratos libres
escribía poemas.
«Como aquel día, aparte de los últimos encuentros
del campeonato mundial de fútbol —explicaba el novel
periodista en su artículo escrito en primera persona—,
no se avizoraban grandes noticias para la edición del
día siguiente, me dirigí a la cárcel sin el más mínimo
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