Page 26 - VEJIGANTES FINAL JUNIO 2013 MASTER PARA TIENDA EC1
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Francisco Arriví VEJIGANTES
PRIMER ACTO
Escenario a oscuras. Se escuchan al fondo, creciendo desde la nada,
golpes de bomba sobre las timbas llamadas Consentida y Malcriada. El
coro de timbaleros canta incesantemente la misma estrofa:
TIMBALEROS
Joyalito, ay, Joyalito,
Joyalito, ay, Joyalito,
te olvidaron en el puente.
Luces policromas de un atardecer cálido definen, primero, la llama
flotante de un flamboyán; luego, un bohío de pajas contra el friso de
cocoteros franjeado de mar violeta.
En el batey de arenas playeras, entre el segundo y tercer término, las
manos de los Timbaleros arden sobre los cueros de las timbas.
TIMBALEROS
Joyalito, ay, Joyalito,
Joyalito, ay, Joyalito,
te olvidaron en el puente.
Los Timbaleros, contorsiones de carne achocolatada, visten a usanza de
la primera década del siglo XX: pañuelos multicolores en la cabeza, camisas
y pantalones de hilo blanco. El «santo» que los posee espasmódicamente ha
desabotonado sus camisas. Golpean con los pies, abultados y callosos, las
arenas de sílice dorado.
Toña, mulata oscura de cuerpo tenso y frescote como una palmera moza,
irrumpe en el centro de la escena y ríe excitadamente mientras escruta los
alrededores. Su rostro chispea gracia y salud animal. Viste jubón de avispa y
falda voladiza hasta el tobillo. Cubre su cabeza con un pañuelo de colores.
TIMBALEROS
(Al unísono, con alegría.)
¡Toña!
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