Page 2 - REVISTA LITERARIA EDICIÓN N°1_Neat
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Tiempo de ocio, tiempo de catarsis en medio de una sociedad que todo quiere y pretende comprar;  época donde

                  prima la imagen y se segregan  los afectos,  conduciendo a  los corazones  al desasociego, la desesperanza,  a una

                  vida que gira entorno a la cámara, a su aprobación.

                  La cámara, el medio aprobatorio para subsitir a una sociedad y sus canones de belleza.  “Felicidad” que se alcanza

                  por cantidades de me gusta. Relaciones amorosas y de amistad,  que se miden a través de un “like”, el cual, define
                  si terminar, si continuar y/o hasta generar discusiones por ser considerado como acto de “infidelidad” si te gusta

                  una  fotografía de alguien que no es tu pareja.

                  Relaciones a las que ya no se les asigna un nombre porque el compromiso aterroriza, condiciona y genera

                  responsabilidades; relaciones que duran poco, de las que se sabe poco, y se alimenta poco.

                  Sin embargo, y a pesar de tanto pesimismo, confío en parte de esta generación actual, jóvenes que se salen de la

            línea, que leen, escriben y ven el mundo bajo una perspectiva diferente, poco trivial y quizá poco entusiasta,
            porque la  realidad los agobia y no les ofrece más que vanalidades; me atrevería a decir, que  pertenecen a un

          nuevo movimiento literario,  y que van a dar de mucho que hablar en algunos años.

                  Amantes de la música, el arte, la escritura y la lectura;  que vibran, que sueñan, y que sienten, que viven más

                  allá de la superficialidad, para mostrarle al mundo sentimiento; una nueva generación de humanistas capaces de

                  transformar el mundo, capaces de amar las letras a pesar de lo que les ofrece su entorno.

                                                                                                                                                         Yamile González Mesa.
                                                                                                                                                          Nefelibata.
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