Page 4 - REVISTA LITERARIA EDICIÓN N°1_Neat
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El brillo en mi mirada ya no era igual. Poco a poco los pedazos

                            de aquella hoja se fueron desapareciendo, huyendo de las cuatro

                                 paredes. Me acompaña el eco de mi voz y el fantasma de

                                 mi pasado. Una tenue brisa acariciaba las hojas de aquel
                               inestable árbol. El reloj con su hora insistente, relámpagos,

                                 uno tras otro. La taza de café esperando por ser bebida,

                               hasta la última gota. Que buena vista, las luces de la ciudad
                           generaban una especie de alegría, y la luz de mi alma se desvanecía

                              al igual que el humo de la taza de café. El silencio adormecía

                           la noche. Me tiré sobre el sillón, abrí una botella de vino, y el primer

                          trago me bajo provocando una sensación de tristeza. Los siguientes
                           tragos fueron más normales, lo único que me molestaba era saber

                          que bebía uno de los licores más baratos. Otra vez borracho, llevado

                           del putas. Un viento se adentraba por el ventanal principal. Ya que
                           la máquina de escribir se encontraba deteriorada, tome la decisión

                              de escribir mis últimos relatos en la pared. Sabía que nunca iba

                      a terminar, posiblemente al día siguiente pintaría lo ya escrito. Que cansado
                         de vivir, luchar por sueños que no son tan sueños, deseoso de morir con

                          compañía. Salí a caminar un poco, el bar quedaba a un par de calles,

                           decidí acabar de una vez con todo. Perder la cabeza y hacerlo de la

                         mejor forma. Al pasar por un enorme puente, un bien te citó me roso la
                         cara haciéndome tomar la decisión de arrojarme al vacío. Bajé con tanta

                        velocidad y el estruendo no lo pude sentir, me tendrían que recoger cada

                           parte de mi cuerpo, por desgracia todo fue un sueño. Un día más de
                                          existencia, y las horas siguen pasando.

                                                 DAVID TYRONE
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