Page 62 - Historia de la civilización peruana contemplada en sus tres etapas clásicas de Tiahuanaco, Hattun Colla y el Cuzco, precedida de un ensayo de determinación de "la ley de translación" de las civilizaciones americanas
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58 R. CÚNEO -VIDAL
Garcilaso lo traduce en la forma de todos conocida de : Tiay,
huanaco, o siéntate, guanaco, incitación de la lengua quechua que
el inca Maita Capac, conquistador del Collao, habría dirigido a
un chasqui que le trajo del Cuzco un mensaje en un plazo menor
del que se solía emplear en aquella travesía versión pueril, a to-
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das luces, nacida de un simple retruécano del idioma.
Falb ve en el nombre de Tiahuanaco el indicio de una lengua
misteriosa, ajena al quechua y al aimara modernos, hablada
en los tiempos de Noé, que transmite a las generaciones presentes
las nociones de lluvia y diluvio universal...
Don José Rosendo Gutiérrez traduce, a lo aimara: Tiya: ri-
bera; hanaco: desecado, ribera desecada.
Don Isaac Escobari traduce, de igual manera a lo aimara
Tiauna haqque: “hombre de la costa seca”.
Don Carlos Bravo, a lo quechua: inti-wawan-haqque pueblo
de los hijos del sol.
Don Miguel Taborga se aparta de las lenguas andinoperua-
nas, y acude a la de los Mayas de Yucatán, a cuya nación no
excluye que pudiesen pertenecer los fundadores de la urbe pre-
histórica.
Don Juan Durand, en sus Etimologías Peruanas, descompo-
ne el nombre de que tratamos en la forma de Tiy-huana-co: “sus-
ceptible” de la interpretación “viviendas subterráneas” o “cuevas
desecadas”, por aquello de que, según Bertonio, tiya es “caverna”,
hana es “seco” y co es “signo de participio”.
Y agrega: “Si el nombre fuese Tia-huana-co, su traducción
sería “ribera desecada” o “límite desecado”, producido, quizás,
por el paulatino retirarse de las aguas del lago.
Adviértese, desde luego, que en estos diferentes ensayos de
interpretación por el toque de cuatro idiomas distintos, se acep-
ta la voz Tiahuanaco, como habiendo sido el nombre original, ver-
dadero e inconcuso de la urbe prehistórica.
Los que tal cosa piensan y presumen, admiten, no obstante,
que la civilización de Tiahuanaco floreció veinte, cuarenta y aún
noventa siglos antes que las civilizaciones collas y cuzqueña.