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no es qué puede hacer mi país por mí, sino qué puedo yo hacer por mi país”.
Y para esto lo mejor que podemos hacer es salir de avidya (la ignorancia)
e iluminarnos para poder realmente servirle al mundo eficientemente. Y
para lograr este estado, el primer paso que tenemos que hacer, lo dicen
muy claro los Maestros de yoga, es karma yoga: el servicio desinteresado
a la humanidad. Resumiendo, podemos decir que estamos haciendo karma
yoga cuando servimos al mundo (seva) con sabiduría. Y para esto debemos
desarrollar las siguientes actitudes (bhavas):
1. Seva y swadharma. El primer paso es seva. O sea, que tomamos la
decisión de trabajar solamente por el bienestar del mundo (seva)
y entregamos todos nuestros talentos especiales, todo nuestro
tiempo y recursos a lo que sentimos que es lo mejor para el mundo
(swadharma). Dos cosas son indispensables en este punto: El trabajo
tiene que ser hecho con efectividad y con gusto (con solle). En el
apéndice 7 profundizamos más sobre el swadharma.
2. Mantenemos constantemente la ecuanimidad. Entendemos muy
claramente que ni el placer ni el dolor provienen de ningún objeto
sino de cómo hemos tratado a los demás en el pasado. Por ejemplo,
cuando sentimos placer cuando hace calor, entendemos que el placer
no proviene del calor sino de que por ejemplo, invitamos a alguien
que tenía frío a nuestra casa para que se calentara con la chimenea
y esta es la fuente de la cual proviene ese placer, y no del calor.
Estamos conscientes de que creer que cualquier objeto nos puede
traer placer es tan absurdo como quien cree que puede satisfacer su
sed con un espejismo en el desierto. Por lo tanto, permanecemos
equilibrados en los pares de opuestos (calor y frío, éxito y fracaso,
alabanza o crítica, riqueza o pobreza, placer o dolor, etc.) porque
estamos conscientes que todo es pasajero y entendemos cuál es
la fuente. Por lo tanto nos concentramos todo el tiempo en hacer
karma yoga y no en poseer algún objeto.
3. Todo lo que hacemos lo hacemos con la intención y la motivación
de iluminarnos y de servirle al mundo de una manera realmente
eficiente y no motivados por las recompensas o frutos que nos
pueden traer nuestros actos. O sea, que tomamos la decisión de
dedicar todo nuestro tiempo, energía y recursos para beneficiar
al mundo e iluminarnos, y no invertimos ni tiempo, ni energía y ni
recursos en algo, motivados por lo que vamos a obtener de eso. Ante
cada decisión nos preguntamos: ¿Qué es lo que beneficiaría más al
mayor número de personas? Si por ejemplo uno es profesor de yoga
y se encuentra en una situación en la que tiene dos opciones: a. Dar
una clase privada (a alguien saludable que podría tomar clases en
un grupo) donde le pagan a uno muy bien ó, b. Dar una clase de
yoga gratis a mucha gente, escoge uno la segunda opción. O si uno
por ejemplo, está en una situación en la que puede escoger entre
dos trabajos: en uno le pagan a uno muy bien, pero realmente uno
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