Page 71 - LIBRO PALACE HOTEL MADRID
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principios de siglo se hizo necesaria la apertura de la Gran Vía cortando el tejido denso de la ciudad vieja con una gran avenida que facilitase las comunicaciones. El crecimiento de la ciu- dad por el oeste estaba muy limitado por la cor- nisa del Manzanares y las propiedades reales. Ya estaba implícito en el Ensanche de Castro
lo que el plan de Zuazo-Jansen de 1930 de ni- ría claramente: la expansión de la ciudad con referencia al eje del paseo del Prado y del paseo de Recoletos, que en aquellos momentos se en- contraba en el este de la ciudad vieja. El plan de Bidagor para Madrid, aprobado después de la Guerra Civil, es pura continuidad en sus ideas del elaborado por Zuazo. El crecimiento de Madrid se hace en relación al gran eje norte-sur marcado por los paseos del Prado, de Recoletos y de la Castellana, capitales en el urbanismo madrileño a lo largo del siglo xx.
Pero el hotel no se había situado en su actual em- plazamiento pensando en un futuro que entonces era imprevisible. El hotel se emplazó en la mejor zona madrileña del momento, que se hallaba en plena transformación, y en la que se construían los mejores edi cios de Madrid. Se levantó junto al principal centro político del país, el Palacio del Congreso, obra de Narciso Pascual y Colomer terminada en 1850, que había hecho bascular el centro de gravedad de la vida política desde el lado de poniente (Palacio Real) al lado de oriente; como si el poder democrático fuese un contrapeso simbólico del poder real en el plano de la ciudad. También la Bolsa de la plaza de la Lealtad se había construido recientemente — en 1893, obra
Vista del Palace Hotel durante la construcción de la estructura de hormigón armado, realizada desde la calle del Duque de Medinaceli. La fotografía Verascope fue tomada por el arquitecto Eduard Ferrés i Puig el 23 de mayo de 1911.
View of the Palace Hotel during the construction of the reinforced concrete structure, as seen from the street of Duque de Medinaceli. The Verascope photograph was taken by the architect Eduard Ferres i Puig on May 23, 1911.
then peripheral neighbourhoods (Salamanca and Argüelles) was not possible by way of the historic city centre, which led to creation at the start of the 20th century of the Gran Vía, a large avenue that cut through the dense fabric of the old city to facilitate access. The city’s growth to the west was limited by the cornice of El Man- zanares and the royal properties. It was already implicit in Castro’s Ensanche what the plan by Zuazo-Jansen of 1930 would clearly de ne: the expansion of the city with reference to the axis of the Paseo del Prado and the Paseo de Recoletos, which at that time was located on the eastern side of the historic city centre. Bigador’s plan for Madrid, approved after the Civil War, is an un- adulterated continuity of the ideas elaborated by Zuazo. Madrid’s growth takes place in relation to the large north-south axis marked by the avenues of El Prado, Recoletos, and La Castellana, of primary importance to Madrid’s urban planning throughout the 20th century.
The hotel, however, was not placed where it was thinking of a future that was unforeseeable at the time. The hotel was located in the best zone in Madrid at the time, which was undergoing transformation, and in the area where the city’s best buildings were being built. It was built next to the nation’s primary political centre, the Palacio del Congreso, by the architect Narciso Pascual y Colomer and nished in 1850, which had shifted the centre of gravity of political life from the west side (Palacio Real) to the east side; as if democratic power were a symbolic coun- terweight to royal power in the city’s layout. The
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