Page 1407 - Spanish Bible (Reina Valera 1960)
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1403                        Lucas                      8. 42–9. 7

          Jesús, le rogaba que entrase en su casa; porque tenía una hija 42
          única, como de doce años, que se estaba muriendo. Y mientras
          iba, la multitud le oprimía. Pero una mujer que padecía de 43
          flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en
          médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser
          curada, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; 44
          y al instante se detuvo el flujo de su sangre. Entonces Jesús 45
          dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo
          Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta
          y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado? Pero Jesús 46
          dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha sa-
          lido poder de mí. Entonces, cuando la mujer vio que no había 47
          quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le
          declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había toca-
          do, y cómo al instante había sido sanada. Y él le dijo: Hija, 48
          tu fe te ha salvado; ve en paz. Estaba hablando aún, cuando 49
          vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija
          ha muerto; no molestes más al Maestro. Oyéndolo Jesús, le 50
          respondió: No temas; cree solamente, y será salva. Entrando 51
          en la casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Ja-
          cobo, a Juan, y al padre y a la madre de la niña. Y lloraban 52
          todos y hacían lamentación por ella. Pero él dijo: No lloréis;
          no está muerta, sino que duerme. Y se burlaban de él, sabien- 53
          do que estaba muerta. Mas él, tomándola de la mano, clamó 54
          diciendo: Muchacha, levántate. Entonces su espíritu volvió, 55
          e inmediatamente se levantó; y él mandó que se le diese de
          comer. Y sus padres estaban atónitos; pero Jesús les mandó 56
          que a nadie dijesen lo que había sucedido.
            Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y 9
          autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermeda-
          des. Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los 2
          enfermos. Y les dijo: No toméis nada para el camino, ni bor- 3
          dón, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni llevéis dos túnicas. Y 4
          en cualquier casa donde entréis, quedad allí, y de allí salid.
          Y dondequiera que no os recibieren, salid de aquella ciudad, y 5
          sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos. Y 6
          saliendo, pasaban por todas las aldeas, anunciando el evangelio
          y sanando por todas partes. Herodes el tetrarca oyó de todas 7
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