Page 1587 - Spanish Bible (Reina Valera 1960)
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          en gloria el ministerio de justificación. Porque aun lo que fue 10
          glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la
          gloria más eminente. Porque si lo que perece tuvo gloria, mu- 11
          cho más glorioso será lo que permanece. Así que, teniendo tal 12
          esperanza, usamos de mucha franqueza; y no como Moisés, 13
          que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel
          no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido.
          Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día 14
          de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo
          no descubierto, el cual por Cristo es quitado. Y aun hasta el 15
          día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el
          corazón de ellos. Pero cuando se conviertan al Señor, el velo 16
          se quitará. Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Es- 17
          píritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, 18
          mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del
          Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma
          imagen, como por el Espíritu del Señor.
            Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la mise- 4
          ricordia que hemos recibido, no desmayamos. Antes bien re- 2
          nunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia,
          ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de
          la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante
          de Dios. Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre 3
          los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de 4
          este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no
          les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el
          cual es la imagen de Dios. Porque no nos predicamos a noso- 5
          tros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como
          vuestros siervos por amor de Jesús. Porque Dios, que mandó 6
          que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció
          en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de
          la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Pero tenemos este 7
          tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea
          de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, 8
          mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perse- 9
          guidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos;
          llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de 10
          Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nues-
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