Page 1588 - Spanish Bible (Reina Valera 1960)
P. 1588

4. 11–5. 11              II Corintios                     1584
           11 tros cuerpos. Porque nosotros que vivimos, siempre estamos
              entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la
           12 vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De ma-
              nera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida.
           13 Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que es-
              tá escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos,
           14 por lo cual también hablamos, sabiendo que el que resucitó
              al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y
           15 nos presentará juntamente con vosotros. Porque todas estas
              cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la
              gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde
           16 para gloria de Dios. Por tanto, no desmayamos; antes aunque
              este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no
           17 obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación
              momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente
           18 y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que
              se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son
              temporales, pero las que no se ven son eternas.
           5     Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este taber-
              náculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no
            2 hecha de manos, eterna, en los cielos. Y por esto también ge-
              mimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación
            3 celestial; pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos.
            4 Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemi-
              mos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino
            5 revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. Mas
              el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado
            6 las arras del Espíritu. Así que vivimos confiados siempre, y
              sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos
            7 ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista);
            8 pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuer-
            9 po, y presentes al Señor. Por tanto procuramos también, o
           10 ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario
              que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo,
              para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras
           11 estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues,
              el temor del Señor, persuadimos a los hombres; pero a Dios
              le es manifiesto lo que somos; y espero que también lo sea a
   1583   1584   1585   1586   1587   1588   1589   1590   1591   1592   1593