Page 30 - MAyS Mayo- Junio 2020

OPINION
Gold Fields mantiene metas de producción, inversiones y costos a pesar de pandemia
ESPERANDO LO MEJOR, PERO
SIEMPRE PREPARADOS PARA
Mina Cerro Corona
old Fields La Cima, operador de la
Gmina de oro-cobre Cerro Corona, en
Cajamarca y filial local de Gold Fields Ltd.,
Johannesburgo, estima producir en el orden
de 250,000 oz de oro equivalente durante
2020, manteniendo su meta anual prevista
antes del impacto de la pandemia del Covid
19 en Perú, así como lo previsto para los años
2021 y 2022.
Asimismo, las inversiones programadas
para el año no se han visto impactadas. La
compañía mantiene su meta de US$200
millones entre CAPEX y OPEX y tampoco ha
habido un impacto significativo en sus costos. cómo se organiza ahora el trabajo. Para mina,
“Obviamente la pandemia lo que hizo fue
priorizar el corto plazo, es decir, subsistir,
porque en primer lugar no entendíamos
de qué se trataba, pensábamos que iba
a ser temporal y que en unos tres meses
íbamos a retomar nuestras vidas”, dijo a
MinerAndina, Luis Rivera, Vicepresidente
Ejecutivo Américas de la compañía.
“Hoy por hoy, nuestro impacto sobre la
producción en el largo plazo es nulo. Pero lo
hemos hecho después de entender bien qué
hacer en el corto plazo, a partir de lo cual ya
hemos trabajado bajo diferentes escenarios”.
Uno de los escenarios, el optimista, es que
el Covid-19 se solucione el próximo año y se
pueda retomar la vida normal en 2023. En el
escenario pesimista, el Covid-19 se extiende
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INDUSTRIALIZAR LA PRODUCCIÓN MINERA
LO PEOR
dos o tres años más, en cuyo caso hay que
reacomodar al personal a esa realidad.
Gold Fields se está moviendo dentro del
escenario optimista. “Estamos esperando lo
mejor, pero siempre preparados para lo peor”,
dijo.
Actualmente el ritmo del minado se ha
retomado, pero rehaciendo el plan de
este año y el plan de los años siguientes.
Lo solucionaron acelerando el proceso de
desmonte adicional para tener mineral
necesario listo para la planta. Ello requiere
tener un campamento dedicado para el
personal, lo cual estaba previsto para el 2021,
pero el Covid-19 lo ha acelerado. Así que, una
inversión de US$2 millones, se ha duplicado a
US$4 millones para cumplir con el protocolo
de distanciamiento social.
Sin embargo, eso no es significativo para
su estructura de costos. El hecho de ser
una operación distanciada de los centros
urbanos, explica en parte que hayan podido
mantenerlos.
Lo que ha cambiado drásticamente es la forma
lo primero, es que sea gente joven que no
tenga riesgos de salud y que se organicen por
células o grupos de hasta 13 personas, para
disminuir el riesgo. Luego, el teletrabajo, que
estaba planeado para dentro de un horizonte
de 5 años, “ha ocurrido en meses”.
El “Dispatch” en mina ya se había implementado
de manera remota, pero el “Pi” de la planta
(sistema de manejo de datos) y el “Q-LAB” del
laboratorio estaban solo digitalizados. “Ir de
lo digital a estar preparado para el teletrabajo
desde casa, es un pasito más”. Para el minado
están los operadores de mina con camiones,
que no son autónomos.
Están trabajando 900 personas, pero con
turnos más largos de 20 x 10, hasta 28 x 10.
Antes eran 8 x 7
www.minerandina.com
l anhelo de industrializar la producción minera
Enacional siempre ha sido un recurso discursivo de
la esfera política, más aún si el calendario electoral
está próximo. El discurso de incrementar el valor
agregado de la producción minera es ciertamente
cautivante, atractivo, pero son pocos quienes han
analizado qué es lo que se requiere para alcanzarlo.
Partamos de un dato objetivo, el Perú pre COVID-19
producía aproximadamente el 12% de la producción
mundial de cobre; es decir, en teoría, abastecíamos
con dicho metal a 780 millones de personas mientras
que nuestra Población Económicamente Activa
(PEA) alcanza los 17.2 millones. En consecuencia,
la transformación del íntegro de la producción
de cobre establecería la siguiente relación: cada
peruano debería trabajar para satisfacer con
productos terminados, competitivos y de calidad,
a otras 45 personas en el mundo, lo que implica
contar con un aparato industrial más eficiente que
el existente en los países industrializados.
Para lograr lo que antecede, habría que disponer
de grandes volúmenes de inversión nacional y
extranjera que se asentarán en el país si brindamos
seguridad, estabilidad jurídico-política y cohesión
social. Es decir, un país con niveles de conciencia
ciudadana de cuál es la ruta de su destino por
los próximos 20 años o más. De lo contrario, la
inversión buscará destinos más estables, con
menores márgenes de ganancia, pero más seguros.
Si realmente queremos añadir valor agregado
a nuestra producción minera empecemos por
consolidarla y expandirla para que la industria
vinculada a ella se fortalezca, se innove localmente
www.minerandina.com
Por: Guillermo Vidalón del Pino
sobre aquello que se importe y se ofrezca al mercado
minero de manera competitiva, sin subsidio alguno
porque ello genera una muletilla de la cual nadie se
desprende hasta que se la arrebatan.
Ciertamente, no estamos condenados a ser
eternamente exportadores de materias prima.
Analicemos cuáles son nuestros recursos humanos,
naturales y de infraestructura productiva para definir
qué hacer. Con relación al mundo, nuestra población
representa el 0.41% y el Producto Bruto Interno el
0.5%, y sus principales fortalezas se encuentran en
la exportación de productos agrarios y de materias
primas.
Por lo tanto, deberíamos consolidar las actividades
principales y complementarlas para establecer
sinergias que las potencien; además, somos un país
megadiverso y pluricultural y son éstas las que nos
hacen únicos, exclusivos, permanentes y sostenibles.
Si lo que antecede lo convertimos en una especie de
axioma, el debate ambiental sobre el uso del territorio
tiene que dejar de ser la exclusión para convertirse
en cómo aprovechamos lo que tenemos de la mejor
manera posible.
La minería como la agro-exportación tienen que
ser potenciadas, convertidas en políticas de estado,
por consiguiente, el empleo del agua para ambas
actividades debe optimizarse para acrecentarlas
y financiar infraestructura socio-productiva. Con
relación a lo social para proveer alimentación de
calidad, preservar la salud y brindar herramientas
educativas de primer mundo a quienes liderarán la
vanguardia que cree e innove competitivamente en
un mundo cada vez más desafiante.
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