Page 83 - Confesiones de un ganster economico
P. 83

elclubdelsoftware.blogspot.com



                         evitar la consideración de mi propio papel en todo ello. Trataba de verme a mí
                         mismo no como un gángster económico sino como un economista jefe. ¡Sonaba
                         tan legítimo!, y si necesitaba alguna confirmación no tenía más que mirar las
                         liquidaciones de mi sueldo: todas provenían de MAIN, una corporación privada.
                         A mí no me daban un céntimo ni la NSA ni ningún otro organismo público. Y de
                         este modo me tranquilizaba. Casi.
                            Una tarde, Bruno me llamó a su despacho. Me invitó a sentarme, se colocó al
                         lado de mi sillón y me dio una palmada en el hombro.
                            —Ha hecho usted un trabajo excelente —ronroneó — . Para demostrarle que
                         lo apreciamos, vamos a darle la gran oportunidad de su vida. Lo que muchos
                         hombres que le doblan a usted en edad no han conseguido nunca.































































                                                            83
   78   79   80   81   82   83   84   85   86   87   88