Page 76 - CAMINOS SIN GLORIA
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Autor: Juan Carlos Cuervo Otálora

                   La  vida  había  puesto  en  un  vaivén  de  situaciones
            complejas  a su corta edad, con responsabilidades muy duras
            pero su corazón seguía siendo el de una niña noble y que en
            algún momento se cruzo con el mío, que en algún momento
            igual era sensible como el de ella; pero la crudeza de la vida
            quizás cambio, en ocasiones tenia destellos de bondad que
            vio  en  ella  su alma  gemela  y  que  por  azares  del destino  y
            herencias malditas no supe valorar lo que ella me brindo.


                   Siendo así el trascurso de la lo que se avecinaba y mi
            decisión  de ir al cumplir mi cita de trabajo para que de esa
            manera  poder  yo  seguir  a  su  lado  trabajando  y  brindando
            apoyo  decidimos dejar Tegucigalpa muy  a su pesar, yo  no
            quería ser una carga para ella y lo sabe bien quería valerme
            por  mi  mismo  y  si  claro  una  que  otra  cosa  que  ella  me
            ayudara o su madre bienvenida sean, pero la enseñanza de
            antaño  de  no  sentirme  un  aprovechado,  una  carga  me
            limitaban también en aceptar sus propósitos nobles pero ella
            no compartía  eso; mi alternativa para no ser una carga ni
            aprovechado  ante  sus    amigos  y  familiares  era  que  ella
            viviera  nuevamente  con  sus  abuelos  de  esa  manera  no
            tendría  gastos  innecesarios;  mientras  yo  por  mi  parte
            alquilaría  un  cuarto  económico  donde  poder  descansar  y
            después de alcanzar la meta estar juntos de nuevo; sus celos
            no  le  ayudaron  mucho  aunque  ella  no  lo  reconozca  y  la
            advertencia  fue  “ojo  no  me  haga  quedar  mal  muchos  me
            conocen acá en  Juticalpa y  saben  que  estamos juntos”; no
            era  necesario  esa  advertencia  ni  para  mi  era  necesario
            involucrarme en situaciones que sabia que en una población
            tan arraigada y de venganzas no había que tentar.






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