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ser solidarios, pensar en el prójimo, ayudarnos entre todos, cumpliendo
con lo descrito en líneas anteriores. Esos sencillos pasos evitarán que el
contagio siga, y no sólo de esta enfermedad, sino de varias.
Hay muchas historias alrededor del virus, unas desgarradoras, otras
emotivas, pero sin temor a equivocarme, para quienes estamos aten-
diendo, metidos en un tremendo traje de bioseguridad, esta crítica situa-
ción nos ratifica la decisión tomada de convertirnos en médicos, enfer-
meras, paramédicos, auxiliares, para salvar la mayor cantidad de vidas
posibles, con el conocimiento adquirido, tanto en toda la etapa acadé-
mica, como sobre la marcha con lo que la pandemia presentaba a diario.
Sí, el ejercicio de la profesión también era parte de la rutina y ver cómo
los pacientes buscan comunicarse con sus familiares, por cualquier vía o
método, sea para darles buenas noticias o despedirse se transforma en un
baño de realidad y presente. Así mismo, ver cómo tantos otros ingresaron
solos y fallecieron de la misma manera desgarra el alma y nos hace poner
los pies en la tierra. Esto está muy lejos de acabarse.

Sí, ante la imposibilidad de hacerlo, también nos ha hecho valorar y
apreciar la libertad, la familia, el respirar libremente, un abrazo cálido,
un beso, la compañía, el caminar bajo la lluvia, lo que fuere que antes era
parte de esa misma rutina. Ahora entendemos que un sistema de salud
adecuado, funcional y moderno es de enorme importancia para el país.
En más de una ocasión me he preguntado sobre el origen del virus, su
creación, de ser así, su propósito. ¿Quién quiere destruir al planeta de ma-
nera deliberada? Pues la única respuesta que encuentro es que lo creamos
nosotros, como humanidad, y lo que sucede es consecuencia de acciones
y decisiones. Por eso este relato ha venido de esta manera, buscando
reflexión, transformación en el estilo de vida, introspección, solidaridad.
Fácil hubiera sido contar la historia de otro, sobre cómo superó o no a la
enfermedad, pero no es ese mi objetivo.
Todos queremos que esto termine algún momento; la cuestión es:
¿Qué estamos haciendo para que eso suceda?, ¿A qué estamos compro-
metidos como sociedad? Ya lo dijo Lao Tze: “La vida es una serie de
cambios naturales y espontáneos. No te resistas a ellos, sólo crea dolor.
Deja que la realidad sea la realidad.”

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