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simultáneo: mientras conseguíamos estabilizar a la flamante madre de fa-
               milia, la otra señora exhalaba su último aliento para dejar la vida terrenal.

                  Ya en la madrugada, pasadas las dos de la mañana, la situación de
               verdad se convirtió en calma y paz. Parecía que el día no iba a terminar;
               sin embargo, luego de evolucionar a los pacientes hospitalizados, el resto
               de la jornada transcurrió entre el silencio de los corredores y la conversa-
               ción que resumía lo vivido en horas previas, Luisita (nombre protegido)
               indico “que más se puede esperar de ustedes bola de salados” y coinci-
               dimos de forma unánime en que fue la peor guardia de todas, motivo por
               el que Mechita encontró el momento perfecto para argumentar: “¡Vieron
               doctores! Les dije que era mala idea venir vestidos con el traje de color
               negro, sumado a lo tóxicos que son. Ya vieron la guardia que tuvimos,
               nunca más vienen así”.

                  Ocho de la mañana, entregamos el turno tóxico a los siguientes.
               Pues en tiempo de pandemia, donde parece que no hubiera más que la
               Covid-19 con todos sus inconvenientes, continúan presentándose casos
               de otras enfermedades y urgencias. Es la vida, y tenemos que multipli-
               carnos por el bien de todos.










































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