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TELECONSULTA EN COVID-19

Por: Ángel Santillán Haro
Médico Especialista en Medicina Interna

A finales del año 2019 en la ciudad de Wuhan en China se identificó
un nuevo virus denominado posteriormente SARS-CoV-2 con síntomas
como fiebre, tos seca y disnea, entre otros. Ante su rápida expansión y
alto nivel de contagio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) al
inicio de marzo del 2020 lo declaró pandemia, situación que puso de
cabeza al mundo entero.
El primer caso reportado en Ecuador se dio el último día de febrero,
correspondiente a una compatriota de setenta y un años que había regre-
sado de España a mitad del mes, y se la denominó como “Paciente Cero”.
Tristemente, recibimos la noticia de su muerte a mediados de marzo;
en consecuencia, y con el rápido contagio en territorio nacional, el Go-
bierno declaró la emergencia sanitaria, con cuarentena obligatoria, toque
de queda y otro tipo de medidas relacionadas. ¡Parecía una película de
cine hecha realidad!
La vida cambió, y los términos como “confinamiento” y “nueva nor-
malidad” empezaron a formar parte del lenguaje cotidiano, acompañando
a la transformación radical de los hábitos de consumo y comportamiento
social, dada la alteración de las rutinas establecidas por años, tanto en lo
personal, como en lo laboral. La vida como había sido siempre no existe
más, lo que obliga a la ciudadanía a adaptarse, día a día, a la construcción
de esta nueva realidad, en la que no se habla de otra cosa que la enfer-
medad, los contagios, supuestas soluciones, crisis financiera global, entre
otras. Aquí entró un juego otro enemigo silencioso, que puede ser tan
letal como el mismo virus: La ansiedad, producto de la abundante infor-
mación relacionada, y las prohibiciones establecidas.
En el mismo sentido, el uso de la tecnología se disparó a niveles
nunca vistos, y la revolución digital es una realidad multiuso, inagotable,
las veinticuatro horas del día; más aún cuando las relaciones afectivas, de
todo tipo, tienen que ser a la distancia para evitar el contagio, ni qué decir
de los oficios, siendo el teletrabajo la alternativa elegida por el mundo
para sus actividades. Como consecuencia, la pandemia destacó la impor-
tancia y la utilidad de la telemedicina para poner en contacto a pacientes
con los profesionales de la salud, cuando no requiera la presencia física
la consulta, lo que permite que varios de los servicios clínicos clave con-
tinúen operando sin interrupción en el transcurso de la emergencia.
Es relevante mencionar que la telemedicina no es nueva. Apareció
en el año 1967, implementando un circuito de microondas audiovisual

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