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hiculares y toque de queda; era imposible trasladarme. En todo caso, lle-
garon a ser hospitalizados, en estado grave y avanzado, pero no pudieron
vencer a la enfermedad. Si ya era doloroso escuchar noticias cortas y
frías sobre su estado, sin verlos o escuchar de ellos decir que estaban
bien, peor fue no poder acompañarlos y despedirlos como se merecían.
Me dolía el alma con este golpe recibido, pues uno de ellos fue quien se
encargó de criarme y de brindarme todo el cariño, contribuyendo también
a mi desarrollo como persona y profesional.
He estado frente a frente con la muerte en múltiples ocasiones en este
año rural y más aún, en tiempo de pandemia. No es sencillo lidiar con
situaciones adversas como estas, por lo cual estuve a punto de llegar al
colapso.
Recibí el apoyo de todos quienes me rodeaban, y por eso estaré muy
agradecido siempre. Sinceramente, creí que no les importaría el sufri-
miento que pasé y que me hizo aprender lo dura que es la vida en una
emergencia sanitaria. Gracias a todos ellos, no me di por vencido, y me
ayudaron a superar las adversidades.
Esto no ha terminado aún, pues iniciaron los contagios entre mis com-
pañeros de trabajo, lo cual fue doloroso para ellos y sus familias. Incluso
siendo un caso asintomático, el temor estará presente de forma inevitable.
También ellos perdieron familiares, se aislaron, sufrieron y fue mi turno
de brindarles apoyo, además de cubrir su ausencia laboral, con sacrificio,
entrega, compromiso, para con quienes llegaban buscando atención.
He aprendido mucho en este tiempo, grandes lecciones que no podré
olvidar, debido a su importancia y la severidad con la que recibí estas
lecciones de parte de la vida, la misma que es efímera y basta un pequeño
descuido o error para perderla. Por lo tanto, es importante aprovechar
cada oportunidad que se presente para demostrar todo el amor a la familia
y amigos, porque quizás no pueda repetirse la oportunidad de hacerlo.
También es cierto que el esfuerzo y trabajo no siempre son recono-
cidos, pero, el placer hacer lo correcto debe quedar en nosotros. Nada es
más satisfactorio para un profesional de la salud, que un agradecimiento
sincero de los pacientes o sus familiares.
Nuestro mundo ha pasado por una situación muy difícil, donde es
necesario apoyarse, amarse uno mismo y a los demás, para salir adelante.
No es sencillo enfrentar a la muerte. Es la sensación de tener cerca
una presencia aterradora, y se muestra ante un ambiente sumamente frío.
Esto lo he podido presenciar en casi todas las vivencias que acabo de
contar.
¡Pero, tristemente es así, la medicina es esto: vida o muerte! Los pro-
fesionales de salud que iniciamos la vida médica hemos sido recibidos de
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