Page 89 - Libro_Sars_Cov_2_Digital
P. 89
EL PACIENTE DEL CUARTO 6
Por: Md. María José Fiallos
Corría la tarde un domingo a mediados de junio del 2020, durante una
guardia un tanto pesada en el piso. Me informaron sobre el ingreso de
un paciente que fue dado de alta desde el piso Covid. “Un ingreso más”
pensé; procedí a adelantar sus documentos, previo a su llegada al lugar.
Un par de horas después, a lo lejos, vi a un abuelito con cara risueña que
venía en una silla de ruedas, traído por el camillero, a quien conocemos
como “Don Carlín”. Así es, había llegado.
Carmita, mi cómplice de guardia lo recibió y realizó toda la labor
de enfermería que corresponde en estos casos, mientras yo revisaba el
estatus de otros pacientes en la estación. Con el pasar de los minutos, al
tiempo que redactaba el informe de la noche, escuché que en la habita-
ción número seis se desarrollaba una conversación, la misma que empezó
calmada, pero tomó tono eufórico en su devenir, acompañada de carca-
jadas. Luego el silencio, había terminado y ella se presentó ante mí, y de
inmediato comentó: “Doc, el paciente recién llegado es Don Jorgito, ha
sido un amor de viejito”. Sonreí y me dispuse a comprobarlo.
Aún tenía pendiente realizar la anamnesis de su ingreso, entonces me
dirigí a realizarla y comprobar lo que había escuchado minutos atrás.
Apenas atravesé el umbral de la puerta, Don Jorgito sonreído me dijo:
“Doctorita, pase, pase; es bienvenida, la estaba esperando”. Yo, seria,
le expliqué que era la médica de turno y que le haría unas preguntas sobre
él y su enfermedad. “Claro, Usted pregúnteme con confianza” me dijo.
Durante la entrevista, se mostró amable y cálido en su trato y respuestas,
lo cual me dio seguridad para continuar.
Terminado el interrogatorio de rutina, manifestó: “Doctorita, yo soy
de Ambato hace 50 años vivo aquí. Esta ciudad me ha dado todo en la
vida y Usted que está jovencita aproveche la vida, el tiempo pasa y no
perdona”. Esas palabras retumbaron en mi cabeza, y hacían eco todo el
tiempo. Pensé sobre lo efímero de la existencia, más con todo lo que la
pandemia nos ha presentado en el camino, tanto en lo familiar, laboral,
personal y demás campos. “¿Qué es la vida?, ¿Qué es importante?, ¿Qué
es esencial?, ¿Qué es imprescindible?” me pregunté, encontrando como
gran respuesta que contar con la salud y companía de mis familiares es
lo mejor y más bonito.
Es que a veces, al profesional de salud se le olvidan las bondades
de este mundo, las cosas buenas. El cansancio, la violencia, el manejo
institucional, las decisiones que toman las autoridades, las malas noticias
locales e internacionales, entre otras, tienen como resultado el ignorar lo
precioso que es vivir, con sus grandes momentos como compartir la mesa
Regreso al Indice 89