Page 277 - CONFLICTO DEL ATLANTICO SUR E ISLAS MALVINAS
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“MIS VIVENCIAS EN EL CONFLICTO DEL ATLANTICO SUR E ISLAS MALVINAS 1982”
                  Aquel día el brigadier Ernesto Crespo se encontraba en su
                  puesto comando en Comodoro Rivadavia cuando recibió
                  una llamada desde las islas Malvinas. Un integrante de la
                  Fuerza  Aérea  Argentina  le  comunicó  que  los  británicos
                  exigían su rendición y que lo habían incluido en el acta de
                  capitulación.
                  Antes de cortar intempestivamente el teléfono, Crespo fue
                  claro:
                  –De  ninguna  manera  nos  vamos  a  rendir.  Seguiremos
                  atacando.  Cargo  ya  con  el  peso  de  haber  mandado  a
                  combatir a mucha gente. No puedo decir así como así "me
                  rindo".
                  A los pocos minutos el teléfono volvió a sonar.
                  –Señor, los ingleses han cambiado de opinión y le piden
                  su palabra de honor de que usted no va a atacar más.
                  Crespo  analizó  el  escenario  con  su  Estado  Mayor:  el
                  componente  militar  argentino  en  Malvinas  se  había
                  rendido,  entregado  su  armamento  y  todo  elemento  de
                  interés  para  el  enemigo.  Continuar  el  combate,  con  el
                  costo de vidas humanas, resultaba estéril.
                  Con dolor, accedió y dio su palabra de honor de que no
                  atacaría. Aquella promesa verbal fue la única palabra de
                  honor que se dio para cesar las hostilidades.
                  El almirante Sandy Woodward al mando de la Task Force
                  durante  el  desembarco  tenía  la  orden  neutralizar  a  la
                  Fuerza Aérea. Incluso si eso obligaba a bombardear las
                  bases continentales.
                  Crespo  fue  el  "silencioso"  estratega  al  mando  del
                  Comando  de  la  Fuerza  Aérea  Sur  (FAS).  Aquella
                  legendaria  cuadrilla  de  intrépidos  cazabombarderos  a
                  bordo  de  A4,  M3,  M5  Dagger  y  Camberra  MK62  operó
                  como  albatros  suicidas  desde  la  base  de  Comodoro
                  Rivadavia.    En  ominosos  vuelos  rasantes,  los  pilotos
                  hundieron  a  los  buques  de  la  Royal  Navy  HMS  Ardent.
                  Antelope,  Coventry,  Sir  Galahad,  produjeron  averías  en
                  otras 11 naves e inutilizaron a otros 9 más. Esa herida en
                  el orgullo británico llevó durante mucho tiempo su nombre.



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