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Arlette Pichardo Muñiz
Definir la Epistemología de la Complejidad no es tarea sencilla. Más bien, se trata de algo complejo (valga la redundancia). En ocasiones, como recurso didáctico puede resultar útil defi- nir lo qué es, haciendo primero alusión a lo que no es.
La Epistemología de la Complejidad no es...
ü Un sinónimo de confusión o enmarañamiento, como normalmente se le entiende pro- ducto de su pesada tara semántica, como dice Édgar Morin (1994);
ü Una antítesis del pensamiento simple, por definición, su sustitución o ampliación; más bien, lo trasciende y lo incluye;
ü Un modelo de análisis estandarizado, ni siquiera una metodología, de hecho hay mu- chas maneras de pensar la complejidad, o mejor dicho las complejidades en plural;
ü Una meta para arribar, o un estándar a lograr, un esnobismo metodológico o “moda” pasajera, un grupo de “notables”, una secta o algo parecido, en busca de una pléyade acrítica;
ü Una especie de subirse en el vagón de un tren para ponerse “a tono”; o un gol, a propó- sito de la fanática del football, para anotar, celebrar y volver de nuevo a la rutina.
La Epistemología de la Complejidad es...
De acuerdo con Morin, Ciurana y Motta, la complejidad “es a primera vista de un tejido de constituyentes heterogéneos inseparablemente asociados, que presentan la paradójica relación de lo uno y lo múltiple. Es efectivamente un tejido de eventos, acciones, interacciones, retroac- ciones, determinaciones y azares. Se muestra con rasgos perturbadores de perplejidad, es decir, de lo enredado, lo inextricable, el desorden, la ambigüedad y la incertidumbre“ (2002, p. 40).
Desde un punto de vista etimológico, la palabra complejidad (en francés complexitè, en inglés complexi- ty, en italiano complessità, en portugués complexidade) es de origen latino, proviene de complectere, cuya raíz plectere significa `trenzar´ `enlazar´. Remite al trabajo de construcción de cestas, que consiste en trozar un círculo uniendo el principio con el final de las ramitas.
El agregado del prefijo com añade el sentido de la dualidad de dos elementos opuestos que se enlazan íntimamente, pero sin anular su dualidad. De allí que complectere se utilice tanto para referirse al comba- te entre dos guerreros, como al entrelazamiento entre dos amantes.
En castellano la palabra complejo aparece en 1625, con su variante complexo, que significa `que abar- ca´, participio del verbo complector que significa yo abarco, abrazo. De complejo se deriva complejidad y complexión. Por otro lado, esta última palabra, que aparece en el castellano alrededor del año 1250, proviene del latín complexo que significa ensambladura o conjunto.
Fuente: Morin, Ciurana y Motta, 2002, p. 40.
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