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Arlette Pichardo Muñiz
Continuación
Del reomodo del lenguaje: un concepto introducido por David Bohm para hacer referencia a un modo fluyente del lenguaje (rheo es la raíz de un verbo griego que significa `fluir´ (1988/1980).
Del lenguaje, convoca a las personas en las semejanzas y hace que se entiendan o des-entiendan en las diferencias, en sentido literal. Posibilidad de devenir en persona humana (Morin, 1981/1977; Bohm, 1988/1980). En interrelación concurrente y recurrente con otras personas que hacen legítima la con/vivencia, “la capacidad de percibirse de darse cuenta de sí misma, la autoaceptación y la acepta- ción de la otra persona” (Maturana, 2003, p. 118). La inteligencia humana piensa con palabras, hace planes con palabras, se comunica con palabras (Marina, 2015). Y, también, aprende con palabras. Las palabras son acción y poder, el poder de seducir por medio del logos, la razón. Las palabras están preñadas de significados existenciales dice Boff que advierten los filósofos: “en ellas, los seres huma- nos han acumulado innumerables experiencias, positivas y negativas, experiencias de búsqueda, de encuentro, de certeza, de perplejidad y de inmersión en el ser” (2002/1999, p. 72).
Lenguaje Total, un universo de percepciones, una exploración de los sentidos y la intencionalidad de la intuición que permea las formas de expresión y comunicación y que no solamente consiste en tras- mitir ideas y hechos, sino en ofrecer nuevas formas de ver las cosas. Su paso más importante es la lectura connotativa como fuente de conocimiento, que supone necesariamente un ambiente lúdico en el proceso de aprendizaje, el juego que entraña ante todo alegría y esparcimiento (Gutiérrez, 1979).
Infraestructura tácita del conocimiento, la tendencia de la mente a aferrarse a lo conocido... un meca- nismo especialmente significativo, que la mente emplea...” según la definición Bohm y Peat (1988/1987, p. 33). Uno de los principales factores que abonan a la fragmentación. Estar alerta contra la “mala información destructiva” que poco a poco va bloqueando y ahogando el potencial creativo natu- ral, es una recomendación de Bohm y Peat (1988/1987, p. 296, comillas de los autores). La fragmenta- ción, a su vez, es “abonada” por el uso de jergas técnicas, giros idiomáticos y usos especiales del lenguaje provenientes de las disciplinas. Otro factor de relevancia es la recurrencia a paradigmas.
Continúa...
De la metáfora, un anteojo cognitivo (Najmanovich, 2005, p. 105), en tanto alegoría o explicación de una ex- presión a un objeto o concepto que no denota literalmente, pero que se hace con el fin de sugerir una compa- ración y facilitar la comprensión, puede contribuir a la corrección y búsqueda de mecanismos de inhibición de hábitos mecánicos en el lenguaje (que se expresan por ejemplo en la redacción y en la conversación).
Empalabrar, una noción que Lluís Duch utiliza para visibilizar la potencia de la palabra en la constitu- ción del ser humano (En Jiménez y Valle, Eds., 2015, 15-27). Empero, las palabras son solamente una parte del lenguaje. Las personas también hablan y se comunican con gestos, con la mirada y con las caricias, e incluso con el silencio.
Fragmentación, del latín fragmentum, `romper´, di-vidar dice Bohm `quitar vida al partir o quebrar en partes o porciones pequeñas´ (1988/1980, p. 66). Una de las principales limitaciones a ser enfrentada por el reomodo del lenguaje es la fragmentación, o división en partes inconexas y aisladas, que no debe confundirse con la delimitación o especialización, en procura de la definición de alcances; ac- ción, por lo demás, legítima para ahondar en ciertos procesos de conocimiento (Bohm y Peat, 1988/1987). La dificultad se presenta cuando por medio de la fragmentación se intentan colocar divi- siones en forma arbitraria, desconectadas del contexto e ignorando las conexiones esenciales. Así acostumbra ocurrir en la enseñanza y el estudio de la Política Social y otras políticas.
La totalidad y orden implicado, pasan por la percepción de las diferencias y por la creación de similitudes a partir de esas diferencias: diferencias semejantes y semejanzas diferentes, (subrayado de A.P.M.). Un intere- sante recurso metodológico aportado por Bohm y Peat (1988/1987). Pueden existir diferentes tipos de órdenes y el lenguaje se corresponde con un orden implicado, pues se caracteriza por la presencia simultánea de una secuencia de muchos otros tipos de órdenes. El significado está envuelto en la estructura y enraíza una forma de “ver” el mundo, como ocurrió con el orden mecanicista (Bohm, 1988/1980).
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