Page 96 - En El Patio
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Arlette Pichardo Muñiz
La invención de La Nación en los “grilletes” del derecho positivo
La homogeneidad de la identidad lleva a la invención de La Nación (Fernández, 2000). Una forma de expresión territorial con más fragmentación: el establecimiento de fronteras geográficas y límites físicos en el territorio impuestos por la autoridad militar, la tradición de la dinastía o la voluntad individual o de un grupo. Paradójicamente, en busca de cohesión.
La consagración de la Constitución Política refuerza el proyecto fundacional de la nación, cuya función jurídico-política “inventa” la ciudadanía, un referente para la práctica disciplinaria, a ser completado por la escuela. La imposición de la lengua y de normas de conducta para la conformación del “así somos...” en un doble vínculo con el consentimiento, “querer seguir siendo parte de...”
De la individualidad a la configuración de un sujeto dominado por la razón que endosa la soberanía a un tercero: el Estado-Nación y sus instrumentos jurídicos de actuación, bajo los grilletes del derecho positivo, normas establecidas en nombre de la libertad individual, la propiedad privada y el trabajo (Locke, 2004/1689). El ámbito de la necesidad que el derecho “natural” hacía valer va dejando de prevalecer (Kuitenbrouwer, 1987).
Las instituciones pasan a ser un producto exclusivo de la razón, al igual que los instrumentos en que fundamentan su accionar.
El Contrato Social, como le llamó Rousseau (2008/1762): “el meta-relato sobre el que se asienta la moderna obligación política” (Sousa Santos, 1998, p. 1). Un pacto entramado en el consentimiento voluntario, que incluye a individuos y excluye a la naturaleza y opera en el circuito “cerrado” del ámbito de la esfera de la vida pública y que pretende resolver de un solo golpe el conflicto de la pertenencia con el establecimiento de la jornada laboral.
El ámbito doméstico o esfera de la vida privada no es objeto de relación contractual. La instauración de la jormada laboral pretende resolver de un solo “golpe y porrazo” el conflicto de la pertenencia de la fuerza de trabajo.
El afán del progreso: la promesa incumplida
El basamento de la modernidad, la promesa incumplida: el afán del progreso, concebido como línea recta entre el presente y el futuro. Ideal enarbolado por el positivismo con Auguste Comte (2007/1844) a la cabeza: felicidad, libertad, abundancia y dominación de la naturaleza (Fromm, 1978/1976).
Desde ahí la noción de desarrollo y las teorías para explicarlo, en general, concebidas como patrones de evolución lineal o bien dualidades excluyentes. Un ejemplo, las etapas del crecimiento económico de Rostow (1960); otro, la teoría de la modernización introducida por Gino Germani (1965). Ambos enfoques históricamente se han convertido en referentes obligados en la enseñanza de las teorías del desarrollo.
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