Page 508 - Marketing Farmaceútico | Gregorio Zidar
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Complementariamente, el mercado está potenciado por los productos OTC, es- pecialmente por los IBP “doble versión”. Pero también existen otros medicamen- tos de venta libre como laxantes, antiácidos y antiespasmódicos. Otra caracte- rística distintiva es que la mayoría de los productos éticos tienen un claro perfil OTX, lo que también potencia el segmento (los pacientes evitan al médico y no demoran el proceso de compra).
Así como la era de las benzodiacepinas y Prozac produjeron un cambio para- digmático en la psiquiatría, la tagamanía y Zantac hicieron lo propio en gastro- enterología. Este camino lo continuaron los IBP, uno de los grupos de fármacos más consumidos en los últimos 30 años (un verdadero hito en historia moderna de la industria).
También es cierto que el gastroenterólogo tiene un fuerte vínculo con otras es- pecialidades, más allá de la clínica médica. En particular, se relaciona con la psiquiatría y la traumatología.
El aparato digestivo y el estado emocional de cualquier ser humano están ín- timamente ligados. Cuantas veces hemos somatizado problemas de ánimo a través de nuestros estómagos. No en vano se comercializan productos como Pasminox Somático (octilonio + diazepam) de Beta y Miopropan T (trimebutina + bromazepam) de Bernabó, que contienen la asociación de un antiespasmódico con un ansiolítico. Esto significa que el psiquiatra también tiende a recetar prin- cipios activos indicados para el aparato digestivo.
La traumatología (y reumatología) prescribe muchos antiinflamatorios que con- llevan a problemas estomacales. Es por ello que Bagó lanzó hace algunos años Dioxaflex Protect. En consecuencia, los especialistas del aparato locomotor em- plean varios productos gastroenterológicos.
Por último, existe una razón central que ha incrementado exponencialmente el segmento. La misma obedece al ritmo de vida que lleva la población. Se- dentarismo, estrés y malos hábitos alimenticios han ido provocando trastornos digestivos cada vez mayores, redundando en una creciente venta de medica- mentos. Basta con ver la película “Super Size Me”, en donde el protagonista demuestra los estragos que provoca la ingesta exagerada de comida “chatarra”.
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