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             Yessica Sánchez Rangel



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            La búsqueda de ayuda ante actos de violencia puede considerarse el inicio de una ruta crítica, no sólo
            hacia la atención de la misma, sino hacia la prevención de futuros eventos. De acuerdo con la ENDIREH
            2016, la mayoría de las mujeres casadas o unidas ha experimentado, al menos, un tipo de violencia por
            parte de su pareja actual. No obstante, sólo un cuarto de ellas suele buscar algún tipo de ayuda, ya sea
            en fuentes formales o informales.

            En este estudio se presenta evidencia de que las mujeres con menor nivel educativo, o que son indígenas,
            tienen una menor probabilidad de buscar ayuda. Son grupos poblacionales altamente vulnerables a
            la violencia familiar. Esto se puede deber a la incapacidad de identificar la violencia de género o al
            desconocimiento de sus derechos, lo que requeriría de políticas públicas encaminadas a sensibilizar y
            educar a estas poblaciones. Sin embargo, es posible que la menor denuncia también se deba a la falta
            de herramientas para hacerlo. En general, la denuncia, cuando existe, suele hacerse a través de medios
            informales, es decir, entre amistades y familiares. Esto revela que hay una gran distancia entre las
            mujeres afectadas y las instituciones formales que podrían ayudarles a salir de dicha situación.
            El tipo de ayuda al que recurren las mujeres depende mucho del contexto social, su etnia, su edad, si
            tiene o no hijos o hijas e, incluso, las razones del matrimonio. En general, la mayor exposición a violencia
            está relacionada con estrategias de búsqueda de ayuda en múltiples fuentes, especialmente formales.
            No obstante, es esta población también la que solicita apoyo con menos probabilidad.

            En este contexto, las instituciones de salud juegan un papel altamente relevante pues pueden ser el
            primer punto contacto de las mujeres afectadas con alguna institución formal. Una parte importante
            de las mujeres reconoce no haber pedido ayuda al personal sanitario por no haberse sentido cómoda o
            por sentir vergüenza. Cambiar esta percepción puede tener un gran impacto sobre la calidad de vida
            de muchas mujeres.
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