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En un cerrar y abrir de ojos de la nada apareció una horrible bruja. Y les preguntó
a los nerviosos hermanos.
- ¿Quisieran venir conmigo? ¡En mi casa tengo muchos dulces y juguetes para
ustedes!
Aunque el principio se asustaron Juanito y Lucía se emocionaron al escuchar lo
que les dijo la bruja. Y sin demora se fueron con ella hacia su casa.
De repente llegaron a una pequeñita cabaña y al entrar vieron una mesa llena
de riquísimos postres y dulces, Lucía y Juanito muy entusiasmados empezaron a
comer todo lo que podían hasta que les dolió la barriga. Además, vieron en un
enorme baúl un montón de juguetes hermosos que nunca podrían tener y con
gran alegría empezaron a jugar.
Ya con las barrigas llenas y cansados de tanto jugar, la bruja malvada los metió
en un cuarto sucio y oscuro, era horrible y les dijo - Ahora ustedes dos trabajarán
para mí y tendrán que obedecerme o si no me haré una rica sopa con ustedes.
Lucía y Juanito se pusieron a llorar muy tristes, sólo querían regresar con sus
padres a casa.
Cuando la horrible hechicera salió de la casa, aquel duendecillo que habían
ayudado antes los niños, los escuchó llorando y muy rápidamente entró a la
casa, sacó a los niños del feo cuarto. Ya estaban a punto de escapar cuando
regresó la bruja y muy enfurecida intentaba alcanzarlos nuevamente.
Cuando está muy cerca de atraparlos llegaron de repente cuatro duendecillos
más y todos juntos le dieron un escarmiento a la fea bruja.
Los amigables duendecillos ayudaron a los niños a regresar a su casa al lado
de sus padres que los esperaban con mucho amor. Juanito y Lucía estaban muy
felices por tener nuevos amigos.
Y esta es, niños, la lección:
"No te vayas con extraños, pues algo malo te puede pasar." -
Laura Cabrera V.
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