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La hormiga y la Oruga
En un sembradío de maíz que brillaba como el oro con los rayos del sol, vivía una
pequeña hormiguita.
Ella era muy valiente y le gustaba trabajar, pero ahí también vivía una oruga
muy perezosa. En la época del verano la trabajadora hormiga recolectaba
todos los granos de maíz que podía, trabajaba desde el amanecer hasta el
atardecer. Mientras tanto la oruga se la pasaba todo el día durmiendo y
comiendo.
Al ver la oruga a la trabajadora hormiga, sólo se reía y le decía.
- ¿Para qué trabajas tanto? ¡El día está muy caluroso mejor deja de trabajar y
quédate aquí conmigo es más divertido!
- No, gracias oruga yo prefiero seguir trabajando ya casi llega el largo invierno y
necesito tener suficiente alimento recolectado y así no pasaré hambre. Mejor tú
también trabaja, porque no tendrás alimento en el invierno. Le contestó la
cansada hormiguita.
- No, yo no quiero estar cansada igual que tú. Es mejor divertirse descansar y
reír. ¿Para qué pensar y preocuparse por lo que pasará mañana? Le contestaba
la perezosa oruga.
Mientras se acomodaba para una nueva siesta.
Pasaron los días y la hormiguita seguía trabajando en llevar los granos de maíz
al hormiguero. Mientras tanto la oruga cada día más vagabunda, sólo se reía
de ver a la hormiguita trabajar sin parar y no se preocupaba por nada.
Al llegar el invierno, cubrió rápidamente todo con la blanca nieve, las tormentas
y el frío se apoderaron de todo el campo. Y todos los habitantes se refugiaron
en sus hogares. Todo quedó solitario, la nieve cubrió todo el lugar y ya no había
nada verde ni una sola hoja en los árboles para que la oruga pudiera
alimentarse.
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