Page 11 - Libro Autores Filosofía II
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cada asociado a la comunidad, de forma que su extrema dependencia respecto de

                  la  ciudad  lo  libere  de  aquella  que  tiene  respecto  de  otros  ciudadanos  y  de  su
                  egoísmo  particular.  La  voluntad  general  señala  el  acuerdo  de  las  distintas

                  voluntades particulares, por lo que en ella se expresa la racionalidad que les es
                  común, de modo que aquella dependencia se convierte en la auténtica realización

                  de la libertad del individuo, en cuanto ser racional.
                  Considerado unánimemente  una de  las máximas figuras  de  la  Ilustración,  Jean-

                  Jacques  Rousseau  aportó  obras  fundamentales  a  la  teorización  del  deísmo

                  (Profesión  de  fe  del  vicario  saboyano),  la  creación  de  una  nueva  pedagogía,  la
                  crítica del absolutismo (Discurso sobre el origen y el fundamento de la desigualdad

                  entre los hombres, El contrato social), la controversia sobre el sentido del progreso
                  humano (Discurso sobre las ciencias y las artes), el auge de la novela sentimental

                  (Julia o la nueva Eloísa) y el desarrollo del género autobiográfico (Confesiones). En
                  suma, Rousseau abordó los grandes temas de su época y participó activamente en

                  todos los debates intelectuales que apasionaron al siglo.


                  Sin embargo, al tiempo que es un hombre representativo de la ideología ilustrada

                  (con sus presupuestos basados en la razón, la naturaleza, la tolerancia y la libertad),
                  Rousseau anuncia algunas corrientes que se difundirán a partir de la Revolución.

                  Así, por un lado, el pensador ginebrino puso en circulación determinadas ideas que

                  cuestionaban  el  optimismo  radical  de  las  Luces:  la  perfección  del  estado  de
                  naturaleza frente a la corrupción de la sociedad comprometía la confianza en el

                  progreso de los ilustrados; la idealización del buen salvaje se enfrentaba a la del
                  "innoble salvaje" de los economistas que estudiaban los medios para el desarrollo

                  material  de  la  humanidad,  y  el  énfasis  sobre  el  sentimiento  y  la  voluntad  podía
                  mermar la confianza ilustrada en el imperio de la razón.


                  De este modo, Rousseau se situaba en la encrucijada de la Ilustración, alimentando

                  al mismo tiempo las corrientes subterráneas que inspiraron el prerromanticismo y

                  las fuentes  doctrinales  de donde  brotará  pujante  la  Revolución. Pese a  esgrimir
                  argumentos no demasiado sólidos, su primer texto importante, el Discurso sobre las






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