Page 11 - COMPETENCIAS COMUNICATIVAS
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1.3 Resumen Alumno Wilson Alexander Veloza
1.3.1 El Monograma de Oro
Siempre fui dedicada a mi familia, era apasionada por la música, tocaba el clavecín e
interpretaba obras de Mozart. A los 18 años inesperadamente quedé huérfana, sola con mis
hermanas, por lo que un gobernador arregló mi matrimonio con don Antonio, un hombre alto,
bien plantado, bien hablado y con fama de buen partido. La boda no fue pomposa porque
estábamos de luto. Al poco tiempo tuve la dicha de ser mamá, con el tiempo tuve seis hijos y dos
amargos abortos, en mi matrimonio no existía mucho diálogo, en ocasiones sin ser percibida
acariciaba la cabeza de mi esposo con la punta de los dedos, como muestra tal vez de mis
sentimientos reprimidos, mis opiniones no eran tenidas en cuenta, por ejemplo la decoración de
nuestra casa era roja porque mi esposo gustaba de los colores vivos, aunque yo prefiriera el azul.
De alguna manera fui perdiendo mis arrebatos pasionales, sin embargo la música siempre me
proporcionaba alivio para el alma.
Solíamos cenar a las 8 en punto cada noche, por lo general, durante la cena guardamos silencio,
comíamos con movimientos pausados y a veces con las servilletas formamos mariposas mientras
nos limpiábamos la boca. En ocasiones recibíamos la visita del arzobispo de Yucatán, con quien
mi esposo, don Antonio solía tomar coñac que calentaban con las lamparillas de alcohol.
Después de la cena se encerraban en la biblioteca para charlar, como las puertas eran
cristalizadas, lograba expiarlos, se escuchaban las carcajadas de mi esposo cuando el arzobispo
hacía alguna observación jocosa, de lo contrario lo veía tocar su vientre mientras caminaba
alrededor de los muebles. Verlo me hacía recordar que le quedaba poco tiempo de vida, tenía un
tumor que podía reventar en cualquier momento, aunque él sabía que debía operarse nunca logré
persuadirlo para que lo hiciera.