Page 311 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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Le sigue la lex cathartica19 de la segunda mitad del siglo iv a. C., que
en su discutido párrafo V (11.21 y ss.) hace explícita e indiscutible
mente referencia a la tumba de Batos «archagétas» como uno de los
pocos lugares funerarios cuyo contacto no impedía, excepcionalmen
te, el acceso a la celebración de los Akamántia.
Con posterioridad al siglo iv, la documentación epigráfica, de la
que en la actualidad disponemos, no nos permite encontrar ninguna
otra mención, ni apenas un eco, del legendario ecista, más que a fina
les del siglo i a.C.
En efecto, del 2 a.C. es un carmen epigráfico en dísticos elegia
cos20, a modo de didascalia de una escena simbólica, que alabando a
un Παυσανίας, sacerdote de Apolo, que dio fin —según el texto— a
un μαρμαρικός -πόλεμος, consigue la buscada expresión poética
βάττσυ... -πόλις μερόττων, que Gaspare Oliverio traduce como «la
ciudad de los descendientes de Bato».
A continuación, del 3 ó 4 d.C. es un catálogo de efebos, uno de
los cuales lleva el mismo nombre que el ecista: βάττος Άρίμμαντος.
La inscripción21 es interesante porque atestigua la tradición onomásti
ca de los cirenaicos, todavía viva en época romana, de poner a sus hi
jos, con devoción, no sólo nombres teóforos, alguno de ellos encóri-
cos y totalmente peculiares (como Άμμώνιος, o incluso Καρνήδας
y sus variantes), sino también el nombre, incluso el apodo, del Funda
dor, utilizado con el transcurso de los siglos como verdadero y autén
tico teónimo. La presencia del nombre Batos en la antroponomástica
cirenaica pervive sin embargo en un nivel de innegable rareza, quizás
justamente por la identidad (tal vez embarazosa) entre antropónimo y
neo-teónimo.
La inscripción genealógica de Cirene S.G.D.I. 4859, de origen fu
nerario, que Olivier Masson22 ha situado con buen criterio en un ni
vel cronológico no lejano al del catálogo de los efebos del 3/4 d. C.,
contiene una relación de ocho individuos con patronímico en secue
la ascendente de hijo a padre: un Klérchos, después un Kléarchos,
19 S.E.G. IX 72. Su más reciente revisión, especialmente por lo que respecta al pá
rrafo V, se debe a C. Dorias-Lalou, «Le cinquiéme commandament de la loi sacrée de
Cyréne», en Scritti di antichitd in memoria di Sandro Stucchi', cit., 73-78 (y bibliografía an
terior).
20 S.E.G. IX 63 (cfr. XVII 810 y XXVI 1835).
21 S.E.G. XX 741 en 149.
22 O. Masson, «L’inscription généalogique de Cyréne (SGDI4859)», en Bull. Con.
Hell. XCVIII (1974), 263-270 (ahora reeditada en ibid., Onomástica Graeca selecta, I, París,
s.d., 211-218).
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