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tranquila, relajada y satisfecha serán las endorfinas,
una sustancia que induce al bienestar.
Ese estrés no tiene por qué ser necesariamente negativo; en ocasiones, cierto grado de estrés puede ser favorecedor (estrés positivo), si es puntual y moderado en intensidad. Contrariamente a esto, existen situaciones generadoras de estrés que, a largo plazo y con alta intensidad, pueden ser fuente de problemas de salud, especialmente, en el embarazo, donde se relaciona con el riesgo de preeclampsia, parto prematuro o bebés de bajo peso, entre otros problemas.
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faciales y cardíacas. También produce, en el período posnatal, déficit de atención con o sin hiperactividad, autismo y trastorno generalizado del desarrollo, así como varios tipos de trastornos del aprendizaje.
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No existe cantidad segura de estas sustancias. El consumo seguro es el consumo 0.
Descansa adecuadamente
Para controlar el estrés, además de aquellas actividades consideradas como hábitos de vida saludables, que pueden producir efectos colaterales beneficiosos en este aspecto, como, por ejemplo, la práctica de actividad física dirigida
a la gestante, puedes utilizar técnicas de relajación o de mindfulness (conciencia plena).
Deshazte de hábitos nocivos
El descanso es fundamental para todas las personas,
y, especialmente, para la embarazada, cuyo organismo está realizando un sobresfuerzo para gestar.
Los cambios hormonales y físicos pueden afectar la arquitectura del sueño durante el embarazo. Hormonas como la progesterona, los estrógenos o el cortisol, que están muy aumentadas en este momento, provocan cambios en las características del sueño.
Otros cambios físicos que se producen durante el embarazo también pueden alterar la calidad del sueño: la necesidad de levantarse a orinar durante la noche, el reflujo gástrico, que empeora al acostarse, o la aparición de calambres en las extremidades inferiores. Si ya tenías problemas con el sueño antes de la gestación, éstos pueden llegar a intensificarse (trastornos respiratorios del sueño, síndrome de piernas inquietas, etc.).
Hábitos como el tabaco, el alcohol y el café pueden ser perjudiciales no sólo para la salud de la embarazada, sino también para el embarazo y el fututo bebé. En general, aumentan el riesgo de aborto, la incidencia de bebés con bajo peso y los problemas relacionados con la placenta.
El caso del alcohol es particularmente preocupante.
En nuestro medio, el consumo de alcohol durante
el embarazo es la primera causa no genética de retraso mental y está relacionada con múltiples malformaciones
Evita todos aquellos hábitos que pueden contribuir a alterar el sueño. Consulta con tu matrona cómo puedes aliviar los problemas que afecten a tu descanso.
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