Page 52 - Debate anti-utopico
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                  y Brasil. La dinámica parlamentaria también fue negociando la venta de
                  una serie de empresas estatales, dando lugar a que las privatizaciones en
                  México, Brasil, Argentina y Bolivia, caigan tranquilamente en actitudes
                  antidemocráticas, cerrando el pluralismo, la responsabilidad de rendir
                  cuentas ante la sociedad civil, y optando por estrategias tecnocráticas que
                  terminaron desprestigiando todas las reformas de mercado en América
                  Latina. En la descomposición del movimiento sindical a comienzos de
                  los noventa, claramente se apreció la no correspondencia entre las orien-
                  taciones e intenciones de los trabajadores de base y los propósitos ocultos
                  de las cúpulas sindicales y políticas que negociaron pequeños espacios
                  de influencia.
                     ¿Qué tradiciones democráticas valían la pena ser protegidas por el
                  movimiento obrero, si la cultura política no tenía un referente directo
                  con los ideales democráticos? En realidad, los sistemas democráticos
                  destruyeron toda propuesta revolucionaria socialista, ingresando en
                  contradicciones con la tecnocracia elitista porque éstas reprodujeron las
                  desigualdades y la pobreza, liquidando al movimiento obrero, y sem-
                  brando una pálida esperanza para establecer tradiciones democráticas
                  en el continente (Ramos Jiménez, 2011). Los resultados a comienzos del
                  siglo XXI fueron magros y ambiguos, aunque el movimiento obrero ya
                  no podía reconstruirse como un actor ideal para contrarrestar las insu-
                  ficiencias políticas de la democracia.


                  La izquierda en plena confusión

                  En el siglo XXI, las izquierdas latinoamericanas tienen que reconocer
                  una vez más que el comunismo se hundió y su derrota política correspon-
                  dió, en gran parte, a la izquierda. Sería inútil no llamar a las cosas por su
                  nombre; empero, la emancipación del hombre que Marx soñó para un
                  futuro comunista, no puede ser reducida a una caricatura teórica, sino
                  todo lo contrario, convertirse en un aliciente pluralista para replantear
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