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La pecia
               La pecio era, simplemente una piel  de oveja preparada para servir de soporte a la
               escritura. Esta piel, plegada en cuatro, permitía obtener ocho páginas y dieciséis
               columnas de texto. La  ventaja de la división de un libro (exemplar)  en múltiples
               pecia. o cuadernos, estaba en la rapidez de copia. Un  trabajo que requería seis meses
               de dedicación por parte de un escriba podía ser realizado en quince días por diez
               copistas Lrabajando en concierto. No es difícil imagínar el interés que suscitó este
               sistema, especialmente en e1  ámbito de la universidad, que debía constantemente
               hacer frente al problema de la reproducción de las obras de estudio. fean DesiTez*
               puso de manifiesto y analizó sistemáticamente esta práctica, que se remonta
               aproximadamente a  1225 y que cayó finalmente en desuso hacia mediados del siglo
               xv.  La prueba del uso de la pecia la proporciona el número que el  copista inscribe
               al principio del manuscrito y al final del cuaderno que termina. La pecia no solo
               aceleró la  reproducción de las obras, sin0 que también influyó en la evolución de la
               escritura al  favorecer modelos que resu1Laban más prácticos que otros, ejerciendo
               una especíe de «selección natural».
                 Cabe señalar un último efecto de la pecio, cuya importancia también fue
               considerable: el hecho Jeque permitió intensificar el volumen de las copias y, con   Hiltk•gard Korger.  Alemania,  1<)71. Alfabeto en
               ello, el de los contratos ex--pedidos por los comanditarios, con  lo que se fortaleció la   gótica de textw·a.  Acuarela sohre papel hecho a
                                                                                              mano llahnerniihle.
               sltuaci'ón profesional de los escribas y de los maestros calígrafos.
                  He aquí un  texto del siglo xtu, procedente de los llnnales de la Société d'ému.lation
               de la Flandre (Bn1jas,  1850), en el que se menciona un contrato draconiano suscrito
               por un escriba y su comanditario, y que nos da una idea de la severidad de las
               relaciones en esta  materia:
                  «Se hace saber que, habiendo comparecido ante nosotros, Robert de Normanclfa,
               escriba, se ha comprometido sobre su fe a escribir, ejecutar y continuar, según sus
               medios, para el  maestro Leonis, clérigo, un Apparalus fnnocentii super Decretalibus,
               tal y como lo ha comenzado, por la sum~ de cuatro libras de París que serán pagadas
               por dicho maestro al dicho Robert y a contar por pecire escritas.
                  ))El mismo escriba se ha comprometido sobre su fe a no aceptar ningún otro
               trabajo hasta haber finalizado por completo la transcripción aquí mencionada.
               Ha reconocido igualmente que si abandona la tarea será retenido como prisionero,
               encadenarlo, en la casa del citado maeslro, de donde no podrá salir hasta que el
                trabajo esté completamente terminado. Y si no cumpliera, nuestro preboste o su
               delegado lo aprehenderá allí donde se encuentre y lo llevará a la casa del referido
               maestro para que permanezca detenido.» (!)


               Descripción de la escritura gótica de textura

                La gótica de lexlura es especialmente singular por el efecto de trama apretada o de
                textura que presenta a primera vista. La letra considerada individualmente tiene
                menos importancia que la palabra en su conjunt·o. El ángulo de escritura varía
                de 30° a 45° Los gruesos verticales están separados por espacios blancos de igual
                amplitud y el espado entre palabras equivale a dos gruesos. Se distinguen dos
                formas de a,  una  heredada de la escritura uncial y otra cerrada o cruzada en el
                centro por un trazo horizontal. Lada menudo es de inspiración uncial, con su asta
                inclinada. La e y la t casi se confunden, especialmente en las secuencias tia, tia.
                Vemos igualmente aparecer la \"en sustitución de la z.  La  i se caracteriza por un
                                                                                              •  Jean DI!Slrez, La •pecio• dcms les monuscrits
                pequeño perfil curvo situado por encima, que en el siglo xv se transforma en un
                                                                                              universitaires des X III" el XIV" siécles, Parí~. Vtlulrain,
                punto. La  r reviste dos formas:  la ordinarla y la forma en mediar, que se utiliza   1 935·





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