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LOS MAESTROS CALÍGRAFOS ESPAÑOLES
Mientras que el rico período de renovación caligráfica toca a su fin en Italia con la
obra de Cresci, en los Países Bajos y en España se van perfilando movimientos
paralelos. Aunque el renacimiento holandés tiende a eclipsar los trabajos de la
escuela española, éstos resultan ser, en algunos casos, dignos de gran interés.
La cantidad de maestros y su gran ingenio están ahí para atestiguarlo.
Juan de Y ciar
Este vasco nacido en 1522 en Durango, en la provincia de Vizcaya, podría muy bien
ser considerado como el precursor y patriarca de la caligrafía española. Todo nos
hace pensar que entre los vascos, cuyo gusto por la caligrafía es bien conocido, él fue
uno de los más brillantes calígrafos y, con seguridad, el único en haber publicado
antes de 1550 un tratado de escritura de alto nivel, tanto teórico como artístico.
Aunque no conocemos todos los detalles de su primera juventud, podemos fácilmente
imaginar que gozó de una excelente educación, teniendo en cuenta las referencias y
los autores que cita en sus prefacios: Erasmo de Rotterdam, Alejo Vanegas* y Juan
Retrato de Juan de Y ciar a la edad de 25 años. Luis Vives, quien, según los cronistas contemporáneos, tuvo una gran influencia
sobre el pens~iento de su época. Y ciar decidió dejar su pequeña ciudad natal
cuando tenía una veintena de años y se instaló en Zaragoza, centro cultural y una
de las cunas de la imprenta española. Allí pudo fundar su propia escuela, en la que
recibió a numerosos alumnos. Paralelamente llevó a cabo investigaciones sobre la
enseñanza y empezó a concebir la creación de un libro de escritura. La consecución
de este proyecto se vio favorecida al trabar amistad con Miguel de Suelves, su
financiero, Esteban de Nájera, su impresor, y Juan de Vingles, el grabador lionés que
realizó sus grabados en madera. La obra se llevó a cabo finalmente en 1548, bajo el
título de Recopilación subtilíssima, cuando Y ciar solo contaba veinticinco años. Lo
que era un mero experimento se convirtió en un golpe maestro. En su obra presenta, de
hecho, una gran diversidad de alfabetos, de cancilleresca, de humanística, de capitales
romanas al estilo de Durero y unas asombrosas iniciales iluminadas, sin contar otros
alfabetos, como el griego y el hebreo. Nos quedamos estupefactos al descubrir la riqueza
de estas páginas decoradas o la fascinación de ciertos textos blancos sobre fondo negro.
Huelga añadir que su tratado conoció un éxito rotundo y, en particular, se ganó la
$ admiración del rey Felípe II, que contrató al joven maestro como preceptor de su
hijo. Dos años más tarde, en 1550, apareció la segunda edición de su obra: Arte
subtilíssima ... , aunque esta vez recurrió a un impresor nuevo, Pedro Bernuz.
Tenemos poca información acerca del resto de su vida. Según los testimonios de
)oincs: Pedro Díaz Morante, prosiguió sus actividades de calígrafo hasta los cincuenta años
(1573), edad en la que fue ordenado sacerdote en la ciudad de Logroño. Debió, al
parecer, terminar allí sus días apaciblemente.
Una lámina en gótica de suma. procedente de Examinando de cerca los trabajos de Y ciar, parece claro que su principal mérito
su obra Arte subtilíssima ... Zaragoza, 1548.
consistió en empaparse de las obras de los tres grandes maestros italianos que
acabamos de comentar, y asimilar su sustancia, transponiéndola a su propio país.
~ Y ciar evoca una técnica de enseñanza bastante
singular, que probablemente tomó de Vanegas (véase
el Tracrado de Orthographia, Toledo, 1531) y que Pedro Madariaga
consiste en dar al alumno una tablilla de madera, en
la que las letras se han grabado en hueco. Éste
memoriza las formas siguiendo con su pluma los Este otro vasco nació en Arratia en 1537, en el seno de una buena familia. Siguió
surcos que forman las letras. Este procedimiento se muy pronto los cursos de Y ciar, tras lo cual emprendió un periplo, una especie de
aplicó durante mucho tiempo en España y sin duda «gira caligráfica por Europa», que le permitió conocer a la mayoría de los maestros
también en otros países, como Alemania. Italia y
Flandes. de España y de Italia. Ya se vislumbra su espíritu teórico, fascinado por el método
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